Recuerdo en mis épocas de niñez y juventud, hace muchos años, era una tradición congregase en épocas de verano en el Parque de Mayo, especialmente en la rotonda, otros paseaban alrededor del lago y otros muchos se congregaban en la isla, un sector de confitería-bar y pista de baile. Este fue un lugar que adquirió su fama porque solían registrarse peleas y alguno que otro caía al agua del lago, fruto de esos encontronazos.

Pero un día llegó la expansión automotriz, la avenida Libertador era estrecha y se hacía necesario el ensanche de la arteria, sumado a ello se proyectó y comenzó a construir un hotel de turismo en la esquina de Las Heras y Libertador.

El proyecto preveía el traslado de la estatua del General San Martín, que estaba ubicada en el centro de la rotonda, desaparecía un pequeño lago que tenía una bella escultura de una ninfa, el corto paseo que llevaba desde la entrada del parque hasta la rotonda y ahí también desaparecían los hermosos portones de hierro y las grandes columnas que lo sostenían. Y ya no hubo más fiesta dominical en la rotonda, nunca más una mateada o un helado de la famosa heladería que existió sobre calle Laprida y Ricardo Rojas.

Muchos años después tuve la suerte de convertirme en periodista y tener un maestro como Don Francisco Montes. Él nos inculcaba permanentemente el sentido de la defensa del medio ambiente y el amor por las reliquias y respeto por el tiempo pasado. Así pudimos salvar muchos árboles de la mano depredadora del hombre, rescatar historias, y defender el patrimonio de los sanjuaninos.

Pero luego de cumplir mi ciclo activo en el periodismo, sentí que me había quedado una materia pendiente. Traté de investigar, pero los tiempos no me alcanzaron y lo poco que logré lo trasmití a algún diputado o a otros funcionarios para que investigaran. El tema es encontrar los portones del Parque de Mayo y restituirlos al lugar que pertenecen.

Recuerdo que eran bellísimos, siempre pintados de verde, muy similares a los que existen en el parque de Mendoza (Ver foto), donde los conservan y no hay parque en el mundo que no tenga portones de acceso, aunque sean de adorno.

Quizá haya alguien que recuerde qué se hicieron, ¿dónde están?; qué pasó también con las rejas de la mitad del Estadio Cantoni.

Sería interesante saber de esto y debe haber en los archivos fotos de aquellos tiempos. Y aunque más no fuera construir una réplica de aquellos centenarios portones para que la imagen sea admirada por las nuevas generaciones.

(*) Periodista.