En una Europa que es cada vez menos metrópoli, la crisis del euro dio por tierra con 16 gobiernos que siguiendo los dictados de la UE, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE), cayeron por no ajustar más los cinturones de sus compatriotas.

El lunes, el Ejecutivo holandés presentó su renuncia, el segundo de ese país que cae por el ajuste, y se convirtió en el número 16 derribado producto de la crisis que se inició en 2010.

El listado de las víctimas de la profunda crisis lo completan el Reino Unido, Irlanda, Finlandia (2 veces), Dinamarca, Portugal, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Bélgica, España, Grecia, Italia y Rumania.

La reacción política frente a la crítica situación económica volcó, en la mayoría de los casos, a los habitantes a seguir propuestas electorales de derecha, en una especie de círculo vicioso en el que el remedio es peor que la enfermedad. Sólo en Francia podría torcerse esa tendencia si, como coinciden todas las encuestas, en el balotaje del 6 de mayo el socialista Francois Hollande derrota al actual mandatario, Nicolas Sarkozy.