Iban 18 minutos del segundo tiempo. Lo bajaron a Andrés González en la medialuna del área de Alianza y cuando el juez Nuñez marcó la infracción, ese viejo conocido de todos en la Villa que es un tal Fabián González, salió disparado desde el arco Sur. Y claro, es el Tato, una leyenda en La Boutique que supo de ascensos, tres goles de tiro libre y catorce penales. Ese mismo, entonces nadie le reclamó nada. Fue, puso la pelota y midió el remate. Le dio fuerte, seco con la derecha y la pelota se estrelló en el palo izquierdo del arco de Alianza: "Me quedé con las ganas pero estoy disfrutando este momento. La Villa es mi casa y para mi es un placer saber que mis hijos me están viendo jugar desde la tribuna. Soy feliz en la Villa. De eso estoy seguro", contó en el final.
