El cuerpo de Rodrigo Muñoz ya no es buscado en ningún tramo de los 5 kilómetros de cañería cloacal desde el lugar en el que cayó por accidente el pasado 19 de marzo, hasta la propia planta de tratamiento de esos líquidos en El Bajo Segura, Santa Lucía, dijeron ayer fuentes de la investigación. La semana pasada se buscó en los últimos 80 metros que faltaban del nuevo rastrillaje ordenado por la juez Mónica Lucero, desde que apareció su pie derecho en la única parrilla que tiene la cañería en la planta, el 10 de mayo pasado. Y como no hallaron nada, la búsqueda se limita ahora a verificar diariamente esa parrilla, en la que también apareció el torso del joven el pasado 7 de octubre, dijeron las fuentes.
Así, el caso se encaminaría a una resolución en el aspecto penal, porque con el pie, el carnet que hallaron en la planta dos días después y el torso encontrado hace unos días, se prueba sobradamente la existencia del cuerpo. Además, los testigos y otras pruebas acreditan el presunto delito de homicidio culposo del joven (matar sin intención). La sospecha es que aquel 19 de marzo Rodrigo recibió la orden de un capataz de meterse a una cámara cloacal para realizar la conexión de un caño de un barrio privado. Aquel día, de milagro no murió otro obrero que quiso rescatarlo y fue arrastrado por la corriente hasta que lo rescataron.
La búsqueda de todos modos no deja conforme a la madre de la víctima, Norma Muñoz, quien esperaba un rastrillaje más minucioso y exitoso porque no quiere sepultar solo partes del cuerpo de su hijo.
