“Es un alegría inmensa, poder ganar tan cerca del lugar donde me crié y que me hayan alentado tantos amigos. A ellos les debía una victoria como esta. Se merecían esta alegría”, expresó el hombre que en 2008 ganó la Vuelta y que el pasado 9 de octubre se impuso en el tramo sanjuanino de “la etapa argentina del Tour de Francia”.
Pedro, que no es un embalador nato se dio el gusto de vencer embalando a los velocistas y explicó, lo que a prima facie parece inexplicable. “En realidad el sprint venía bastante desarmado, por eso ataqué primero y cuando miré hacía atrás vi que el Bebe (Emanuel) Agüero venía muy rápido, apreté los dientes y le di, aguanté su embestida y cuando me acerqué más al final aceleré más y pude ganar”, contó.
Después de su victoria, Pedro lamentó la pinchadura sufrida el domingo en Pocito. “Fue una pena porque cuando venía alcanzando la caravana y podría haberme metido en el pelotón, me la cortaron (la hicieron desviar) y perdí casi un minuto”, amplió quien ayer cruzó la raya con una sonrisa de oreja a oreja tatuada en su rostro.
A la hora de analizar lo que viene, el angaquero contó que la crono ira definiendo los candidatos. “Mañana (por hoy) se empezará a definir la Vuelta, nosotros estamos tranquilos porque el equipo está entero y porque podemos pelear de igual a igual con el resto”. Sobre como hay que correr la crono en la Avenida de Circunvalación. El Escamoso, afirmó. “A fondo. No hay otra forma, hay que salir con todo y terminarla así”.

