Este domingo llegará el turno de otra final para Desamparados pensando en el objetivo de lograr la permanencia en el Argentino A. El rival será Alvarado, en Mar del Plata, que tiene como director técnico a Darío Tempesta, quien dirigió a Desamparados en la temporada 2010-2011 donde llegó para armar el plantel que luego, ya con Garay y Recúpero a la cabeza, terminó ascendiendo a la B Nacional. Ayer el entrenador platense dialogó con DIARIO DE CUYO y afirmó que se ‘sintió parte de ese ascenso’ y calificó al partido como ‘especial’ por enfrentarse a un club que ‘quiere mucho’.

-¿Cómo espera el partido?

-De manera especial porque a uno le toca enfrentar a un rival que uno quiere. Así lo siento. El reconocimiento mío por Desamparados siempre está, siempre quiero que le vaya bien como institución. Sé el momento duro que están viviendo, por eso éste es un momento no deseado. Me hubiese gustado jugar contra Sportivo en otra situación.

-¿Es especial por su pasado como entrenador?

-Yo tengo mucha gente amiga allá. Los meses que estuve en San Juan fueron muy fructíferos desde lo profesional y personal. Hay gente con la que sigo charlando como Ginestar, Sirena, Anzorena (dirigentes de Sportivo), con ellos hablo siempre. Con los jugadores que dirigí nunca volví a tener contacto. Siempre estoy interiorizado del presente de Desamparados.

-¿Cómo explica su salida de Sportivo?

-Fue una salida rara, yo creo que fue todo adrede. Nunca me había tocado vivir situaciones como las que se dieron ahí. Con Miguel Jofré (presidente en ese momento) tuve algunas situaciones puntuales. Al plantel le decía que les iba a pagar sino concentraban o si dejaban de viajar en el colectivo que viajaban en ese momento, y todos esos enfrentamientos con el grupo me hizo notar que eran dirigidos. Terminó siendo así porque cuando me fui siguieron concentrando y viajando igual, como corresponde para un plantel profesional. Ahí me di cuenta que fue todo preparado para que yo no siga.

-¿Se sintió identificado con el ascenso que consiguió ese equipo?

-Sí, yo me sentí parte. Pero ojo, en la parte que me compete a mí. Se había armado un buen grupo, habíamos trabajado bien el primer semestre y a la vista está que era un plantel maduro y equilibrado porque terminaron consiguiendo un ascenso duro, pero merecido.

-Después estuvo a punto de regresar, ¿por qué no se dio?

-Yo viajé a San Juan para hablar con Salvá (presidente de entonces), fue una charla corta donde se me preguntó cómo trabajaba. Pero hubo algunas cosas que no le habrían cerrado porque terminaron eligiendo a otra persona para que se hiciera cargo. Me quedó un gusto amargo.

-Su presente está en Alvarado, ¿pero se ve en un futuro dirigiendo a Sportivo?

-Sería un gusto y un placer volver a San Juan. Es una provincia que a mi familia le gusta mucho. Desamparados es una institución grande, con una gran hinchada y un futuro pujante. Que estén atravesando un presente nefasto es producto de los malos manejos dirigenciales.