Con un gesto de resignación mezclado por la lógica bronca de haberse quedado sin su tan ansiada triple corona, el cordobés José María López asumió con hombría la derrota. "Esta vez me tocó perder a mí. Es inútil ponerse a pensar ahora. Hay que hacer borrón y cuenta nueva, y pensar en positivo", manifestó el cordobés masticando la desazón de ver estado tan cerca del título. Más adelante y refiriéndose al hecho que lo dejó enterrado en el barro del Gálvez, López precisó: "El aceite en pista me sentenció. Tengo un sabor muy extraño. Pese a que para mí este ha sido un año excepcional, para esta corona había apostado mucho. Pero así son las carreras y hay que aceptarlas como tales", agregó.

Luego prosiguió: "El aceite me dejó sin nada porque estaba en un lugar muy rápido y no pude controlar el auto que salió disparado. Así estaba escrito, pero sé que di todo, estoy tranquilo".

De la carrera, comentó que "estaba saliendo todo bien y por radio el equipo me avisaba lo que estaba pasando. Teníamos todo controlado y a favor, pero de pronto se precipitó".