-¿Por qué esta decisión de abocarte de lleno a una escuelita de fútbol y en Ullum?

-Lo único que yo sé hacer es jugar al fútbol y con Mariano Nuñez vimos que a través de la escuelita de fútbol de Villa Ibañez podíamos hacer un trabajo social en nuestro pueblo. Por eso, hace dos años atrás empezamos con este proyecto más que familiar diría yo y ahora estamos viendo los primeros frutos. Es mi forma de agradecer lo que recibí, a través del fútbol.

-¿Cuál ha sido hasta ahora la mayor satisfacción que has tenido en el rol de formador de futbolistas y lejos del jugador que pasó por tantos clubes?

-Lo máximo para mí fue ver la cara y la reacción de los chicos de la escuelita en el torneo internacional que jugamos el mes pasado en Córdoba. Allí, nuestros pibitos pudieron compartir con chicos de otros países y vieron cómo se preparan clubes de Brasil, por ejemplo. Ellos se movían como profesionales en todo sentido. Desde la indumentaria hasta en su comportamiento. Que los chicos de la Villa Ibañez lo hayan vivido, para mí fue sensacional.

-¿Cómo se inició la escuelita y con qué apoyo están trabajando ahora?

-Nosotros, con Mariano Nuñez, buscamos algo para devolverle a Ullum y empezamos de forma casi familiar. Porque de pronto hasta mi hijo era uno de los primeros alumnos y así, la lista se estiraba en primos, sobrinos, conocidos. Todos, de nuestro departamento y conocidos. Así que fue sencillo el comienzo pero duro mantener en pie a la escuelita. Ahora, que decidimos participar por primera vez en los torneos de la LIFI en la Liga Sanjuanina, nos movemos gracias al apoyo de los papás. Es más, uno de los padres tiene un colectivo y el nos moviliza a un precio considerablemente más bajo, pero así y todo a cada chico le cuesta juntar la platita para su pasaje.

-¿Después de tantos clubes en tu carrera, qué se siente a la hora de enseñarle a un chico lo que es el fútbol?

-Es algo inexplicable. Cuando uno siente lo que siente cuando es futbolista, tratar de enseñarlo es raro. Uno lo tiene que llevar en la sangre y eso es lo que trato de trasmitirle a los chicos. Ese es el intento y uno tiene sus satisfacciones cuando ve cómo lo encaran y cómo viven este proceso".

-Cuando han pasado 9 clubes por tu carrera, en el balance, ¿qué es lo mejor que te dejó toda esa trayectoria?

-Amigos. Esa es la mayor ganancia después de tantos equipos. Jugué en Villa Ibañez, Villa Obrera, Del Bono, Trinidad, San Martín, Unión, en San Juan, y en Mendoza en Luján de Cuyo, Huracán Las Heras y Maipú. En todos esos equipos coseché amistades que hoy son las que me permiten acercar recursos, invitaciones y contactos para la escuelita nuestra. Creo que el mejor balance es ese después de tanto fútbol y de tantas camisetas.

-¿Cuál es el gran desafío para vos y tu gente?

-El sueño para nosotros es concretar el viaje a Chile en diciembre próximo. Nos visitaron chicos de La Serena y de Coquimbo en las vacaciones de invierno y ahora queremos devolverles las atenciones. Estamos abocados a conseguir los recursos porque no es sencillo mover a tantos chicos. Nos hace falta de todo pero tenemos la voluntad y el sueño de hacerlo y contra eso, nada puede pararnos.