Tiene 19 años pero una vitrina llena de logros en su trayectoria como ciclista. Además de un gran futuro, claro. Nicolás Tivani, quien se consagró subcampeón argentino Sub-23 en el último Argentino disputado en San Juan, y ya cuenta con varias convocatorias en el seleccionado argentino que lo llevaron a emigrar al continente europeo, reveló su otra faceta, que lo tuvo como competidor en su niñez y que representó su primer amor antes de entrometerse en el mundo del ciclismo. El menor de los Tivani abrazó al hockey sobre patines a los 6 años en la Escuela "Antonino Aberastain" y después, durante siete años continuó practicándolo en su querido Club Aberastain.
-¿Cómo empezaste a practicar hockey?
-Cuando iba a la Primaria, en Primer Grado, en Educación Física empezamos a practicar hockey. Desde ahí me empezó a gustar, le dije a mis papás que me mandaran a hockey y empecé en Aberastain. Seguí hasta los 13 años. Le agarré la mano ahí no más, me empezó a gustar cada vez más, llegué a amar el hockey. Me compraron mis propios materiales, teníamos una linda categoría.
-En ese momento todavía ni agarrabas la bici…
-No… al ciclismo en ese momento ni lo tenía en mente. Mi hermano corría, yo no entendía mucho, por ahí lo iba a ver pero casi nunca. Era raro porque mi familia estaba muy vinculada al ciclismo pero yo amaba el hockey. Después por algunos motivos tuve que abandonar.
-¿Y por qué abandonaste?
-Teníamos una categoría muy buena, éramos muy amigos. Siempre terminábamos entre los cinco primeros pero después se desarmó el grupo, se fue el arquero y un jugador más a Concepción y otro se fue a Valenciano y yo iba a ir a jugar ahí, pero me quedaba muy incómodo para ir todos los días, entonces me cansé. Tenía 13 años, le dije a mi papá "vendeme las cosas y comprame un conjunto de River’, y ahí colgué los patines. Pero sí, el hockey fue mi primer amor.
-Y no los colgaste definitivamente…
-No, en mis ratos libres con mis amigos nos juntamos a jugar en el club (Aberastain).
-Y cómo te calificas en el hockey?
-Na… ahora lo hago para pasar el tiempo. Es más, cuando retomé hace un tiempo me costó mucho. Me dolían los pies, los brazos, las muñecas, aunque por suerte todavía me acuerdo de cómo se patina (risas).
-Y en tus buenos tiempos cómo eras, ¿bueno o del montón?
-Era bueno (risas). Era delantero y hacía muchos goles. Yo era el encargado de tirar los penales y había un compañero que hacía los libres. Me iba muy bien. Me acuerdo un campeonato Mini con Bancaria perdimos la final 5 a 3, pero jugando bien, ese partido fue "cascoteo’ para nosotros.
-El hockey y el ciclismo, ¿tienen algún punto de comparación?
-No, ninguna. Son muy diferentes. El hockey es un deporte grupal y el ciclismo es individual. Ganás y ganás vos, y si perdés fue culpa tuya. Es muy sacrificado.
-Por ser el más chico de los Tivani ¿sos el regalón?
-Siempre me llevan las mañas a pesar que por ahí la hago rabiar mucho a mi mamá.
-¿Qué objetivos tenés para esta temporada?
-Espero que me salga alguna chance de irme a Europa. Ojalá me salga un contrato con algún equipo de allá. Me sirve mucho para seguir sumando experiencia.

