Lionel Messi tiene su objetivo pendiente de ganar una Copa del Mundo, siente casi como una obligación ganar la Copa América como local, pero ahora mira el partido del miércoles en Doha y asegura que quiere ganarle por primera vez a Brasil con la selección mayor. "Nunca le gané a Brasil con la mayor. Perdí la final de la Copa America en Venezuela… aunque ya es hora de que sea la primera vez", confió en un extenso reportaje concedido a la página oficial de la FIFA por internet.

Ante Brasil, Messi tiene su mejor recuerdo en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, cuando le ganó a un equipo sub 23 por 3-0. Admitió que tiene una "especial ilusión" por enfrentar a Brasil, un "rival especial" y por tener delante "a una persona a la que tanto a precio como es Ronaldinho, un auténtico hermano, que junto a Deco, me ayudó mucho en mis inicios en el Barca".

Messi insistió que ha cumplido "todos los objetivos que me propuse salvo la Copa del Mundo" y reflotó su "bronca por como fuimos eliminados con Alemania". De la Copa América señaló que "va a ser muy importante para nosotros porque se juega en casa y eso nos obliga el doble, a ir por el título".

Lionel Messi reconoció hoy que no tiene ningún enfrentamiento con Juan Román Riquelme y aseguró que la decisión de convocar al jugador de Boca es de exclusiva responsabilidad del entrenador Sergio Batista, alejando así cualquier rumor de conflicto.

"Lo digo siempre: los grandes jugadores como Riquelme suman. Pero vuelvo a repetir que no depende de mí. No tengo problemas, pero será Batista quien tome esa clase de decisión", manifestó el jugador de Barcelona.

Las versiones sobre problemas internos y celos entre Messi y Riquelme explotaron tras el pobre empate 1-1 ante Ecuador por la eliminatorias de Sudáfrica 2010 y, justamente, en la previa de un partido ante Brasil que se jugó en Belo Horizonte.

Además, en aquel momento se dijo que la "Pulga" le había confiado a sus más íntimos del plantel que estaba cansado de los +humos+ del ídolo boquense y habría amenazado con abandonar la concentración antes del clásico.

Sin embargo, el momento más crítico se dio luego de la renuncia de Alfio Basile tras la derrota como visitante 1-0 ante Chile, el 15 de octubre de 2008, en el cual Argentina mostró un nivel paupérrimo.