La bronca no se va. El amargo debut contra Alumni pegó feo en el plantel de Desamparados porque no estaba en los planes perder y menos cómo se le dio: un error, un gol en contra. Eso duele y Daniel Esteban Díaz resume en una frase lo que tenían planeado y lo que finalmente fue: "No era partido ni para empatarlo, lo debimos ganar". El Pelado, que jugó su segundo partido como titular desde que se metió en la vida de Sportivo en julio del 2009, fue uno de los más claritos y de sus proyecciones por la izquierda, más su pegada, salieron las mejores maniobras ofensivas, incluso el primer cabezazo en el palo de José Sánchez. Sabe que se debía una actuación así. Para convencer y convencerse.

"Me sentí bien. Respaldado por el técnico que durante la semana me habló mucho. Por ahí, la primera orden era defender pero como vi que Alumni no atacaba, empecé a subir, a gambetear y a meter centros. Hicimos un buen primer tiempo y lo malo fue no haber convertido. Si le metíamos uno, le hacíamos cuatro. De eso estoy seguro", se lamentó Díaz en la jornada de descanso que tuvieron ayer.

Y claro, perder contra un rival directo en la pelea por la permanencia duele aún más pero para el Pelado, hay futuro: "Este proceso lo veo diferente al del semestre pasado porque hay jugadores con más vocación para jugar bien. Hay experiencia, oficio y este equipo se tiene que soltar con los partidos. No hay que desesperarse. Hace falta tiempo nada más".

En lo personal, El Pelado siente que volvió a vivir. A sentirse jugador útil para el equipo. "En la pretemporada anterior yo trabajé muy bien. Me sentía bárbaro pero no tuve continuidad. Jugué apenas un solo partido de titular y después, desaparecí. Es más, es muy duro para un futbolista que entrenés hasta el jueves y te den licencia hasta el martes siguiente todas las semanas. Eso te mata y me pasó. Ahora, en esta pretemporada me propuse demostrarme a mi mismo que puedo ser titular en Desamparados y arrancó lindo todo. Dillon habló mucho conmigo y se la jugó porque no me tenía muy visto como marcador lateral. Sabía que me cuesta la marca porque mi tendencia natural es ser volante pero creo que le cumplí. Eso me levantó el ánimo y ahora siento que puedo pelear un lugar entre los titulares".

Volviendo al partido, Díaz admitió que su reemplazo por Marcos Quiroga fue exclusivamente una decisión del técnico y que lo aceptó sin dramas: "Uno siempre quiere jugar y hasta el final. Pero somos un equipo, hay un grupo detrás y todos son útiles. Yo me la banqué y sé que así son las reglas del juego".

Para el final, El Pelado confesó que es otro. Que se volvió a sentir útil y que no quiere dejar pasar esta oportunidad: "Yo vine a Sportivo para jugar y ganar cosas. Ese es mi desafío personal y quiero vivirlo desde adentro y no mirando desde una tribuna".