-Siempre te recriminaron tus reacciones ¿te arrepentís de eso?
-No creo que la palabra sea arrepentimiento, pero te digo que hoy maduro y más sereno, veo los videos y repaso los diarios y me doy cuenta que no estuvo bien pero aún hoy me sigue traicionando mi temperamento y se que hay jugadores que somos así y que reaccionamos de determinada manera. Es algo muy mío, muy personal.
-¿Qué te quedó pendiente en tu carrera y en tu vida?
-En el fútbol, creo que me quedó atragantado no haber tenido la revancha con San Martín para volver a Primera tras el descenso, pero no se dio el tema y ya está. En mi vida, honrando la memoria de mi vieja a la que perdí cuando tenía 9 años, creo que me debo el haber terminado al menos la secundaria. Fui hasta primer año y después, largué todo. Eso me lo debo para siempre y me gustaría intentarlo alguna vez.
-Hablaste de tu mamá, ¿cuánto te afectó su muerte?
-Yo creo que recién le tomé el verdadero peso a su muerte cuando ya tenía 14 o 15 años. La perdí a los 9 y como que no caí en ese momento, porque todos -absolutamente todos- en mi familia se ocuparon de disimularme su ausencia. Tengo recuerdos vagos, pocos. Como aquella reprimenda cuando yo llegaba a la casa de la escuela y lo único que quería era salir a jugar a la pelota. Se me pasaba el día entero muchas veces y ni cuenta me daba. Volvía de noche y ahí, mi vieja me daba leña. Eso lo empecé a extrañar ya de grande. Pero en contrapartida, valorizo más lo que hicieron mi viejo y mis hermanos por mí.
-Con el fútbol, ¿hiciste la diferencia como para vivir tranquilo?
-No, para nada, lo que sí conseguí es tener mis cosas propias como las canchitas que me dan diariamente para vivir. Además, conseguí otras cosas que son mías pero nunca se hizo una diferencia como para vivir sin hacer nada. Yo tengo los instrumentos para pelearla todos los días gracias al fútbol.
-Sos muy familiero y parece que tu hija te cambió en todo sentido ¿fue tan así?
-Yo gané buena plata en mis mejores momentos. Lograr el ascenso a Primera me puso en la cima de muchas relaciones y después, el golpazo fue tremendo con el descenso. Ahí, como que me quedé sin nadie al lado y que las amistades habían sido las famosas amistades del campeón. En ese momento, la noticia de la llegada de mi nena me cambió todo. Entendí que ya no jugaba solo por mi, que me tenía que cuidar en todo y que me debía ser el mejor para que ella tuviera lo mejor. Es la razón de mi vida. Me cambió todo y se lo agradezco a Dios todos los días.
-Muchos te criticaron que siempre tuviste amistades medio complicadas, ¿qué les contestarías?
-Los que hablan no saben lo que esas amistades hicieron por mi. Yo tengo amigos que hoy están en el Penal de Chimbas que cuando yo tenía que entrenar por la mañana en San Martín y me iba sin desayunar muchos días, ellos me acercaban hasta en bicicleta y me compraban hasta tortitas para que comiera algo. Eso es ser amigo. Por eso, no me arrepiento de lo que hice en mi vida.