-¿Qué sensaciones te dejó después de conseguir doble campeonato?

-Una satisfacción enorme. Con las chicas es un campeonato que lo veníamos buscando hace tres años y se nos venía negando. Y con los chicos fue un campeonato raro pero por suerte también se nos dio.

-¿Por qué decís que fue un torneo raro con los chicos?

-Con los varones se dio un torneo atípico porque a principios de año se fue toda la base del plantel anterior y se armó un equipo totalmente nuevo. Formamos un buen grupo y en las últimas fechas logramos un gran nivel y nos metimos entre los cuatro mejores. En esa fase los chicos venían con un envión anímico importante que se vio reflejado. Esa fue la clave.

-¿Es la primera vez que te toca dirigir hombres y mujeres?

-Venía dirigiendo mujeres hace tres años, y a principios de este año me propusieron que agarrara la Primera de varones y acepté. Así que por primera vez me toca lidiar con las dos Primeras.

-¿Qué cambia dirigir hombres a dirigir mujeres?

-No cambia nada. Por ahí los tratos o las maneras de hablar son distintos. A las mujeres se les trata de llegar de otra manera porque son más sensibles. En cambio a los hombres les puedo gritar, los trato de otra forma. A las chicas les cuesta aceptar que las grite.

-Los festejos, ¿fueron muchos?

-Sí, demasiados. En el Oficial los varones hacia 16 o 17 años que no salían campeón, fue cuando jugaba yo. Siempre se apuntaba a ganar Ligas o Sudamericanos y se dejaba relegado el Local. Y las chicas ni te cuento, fue la primera vez en la historia del club que se logra el campeonato. Por eso, creo que con esto UVT comienza a escribir otra historia.

-¿Cómo fue tu carrera como jugador?

-Empecé a los 8 años y en Primera jugué 15 años más o menos. Ese paso me dejó muchos amigos y una enseñanza que hoy trato de explicar desde atrás de la baranda.

-¿Siempre con el hockey?

-Sí, siempre. En mi casa nunca nadie había jugado al hockey. Hasta que una vez para el Día del Niño, me regalaron un par de patines y ahí empezó esto. De ahí en más siempre pedía regalos así, relacionados con el hockey, cuando no era un par de canilleras, era un stick o un arco de hockey, no pedía más que eso.

-¿Y de ahí como seguiste?

-Hacía poco tiempo que nos habíamos asociado a la UVT, mi papá se averiguó y me mandó a la Escuelita. Y bueno, desde ahí surgió la dinastía de los Ortíz que vinieron después con mis sobrinos y seguramente mis hijos también lo harán.

-¿Son chicos todavía?

-Sí. Tienen 6 meses y 2 años. El de 2 años ya tiene el stick, así que en cualquier momento le ponemos los patines.