En una barriada donde sobra pasión y a veces falta de todo, el corazón parece tener dueño. En la Villa Obrera, donde día tras día, hay que redoblar el esfuerzo para disimular lo que falta, llegar a los 76 años que festejó ayer no es poca cosa. Dicen que nació del lado Sur de la Rastreador Calívar, lejos de donde hoy está su estadio. Que apellidos como los de Montenegro, Montaña, Carrizo, Gordillo, Mallea, Suárez decidieron adoptar los colores rojo y azul por su amor por San Lorenzo y que las mujeres de la Villa no se le quedaron atrás. Así, Martha Vera, Juana Carbajal, la mamá de Omar López Abaca, le pusieron el hombro y todo su sacrificio para que la villa tuviera su club. Y así fue. Pasaron muchos años. Desde aquellas ripieras que estaban donde hoy están las tribunas del Este, hasta el primer ascenso a Primera A obtenido hace 28 años atrás en un equipo que dirigía don Víctor Meglioli y en el que jugaban Santos Gaitan y varios nombres más. Todo a pulmón. Por amor a la camiseta. Por amor a la Villa. Llegó el histórico año 2000 donde dirigidos por Beto Gómez, la Villa copó Apertura y Oficial en Primera de San Juan hasta llegar a lo más alto de su historial: el ascenso al Argentino A. Todo a puro corazón. Bien al estilo de la Villa.
Ayer fue día de cumpleaños. Ayer, su gente se acordó de aquellos nombres que alguna vez hicieron nacer esta historia y de aquellos otros que la hicieron perdurar y que hoy merecen el homenaje. Hay tiempo para todo. Y en Villa Obrera, se preparan para que el sábado 24 todo el pueblo esté junto al club. Como en aquellos viejos y recordados bailes de Carnaval o de fin de año. Como en aquel ascenso de hace 28 años atrás o como en aquel recordado 2000 en el que ganó todo. Nació de lo que el fútbol puede generar. De esa pasión inexplicable que hace posible lo imposible. La Villa es así. Puro corazón. Desde los viejos, hasta los más chiquitos. Decir "soy de la Villa" es inflar el pecho.
Hoy, a los 76 años, en lo institucional camina hacia el mejoramiento con pequeñas grandes obras que le están cambiando la cara pero no el corazón. La Villa es la Villa. Feliz cumpleaños.
