All Boys venció 2-0 a un Boca Juniors sin argumentos futbolísticos ni reservas espirituales y lo dejó fuera de la puja por el título del Torneo Inicial. Al equipo del debutante Ricardo Rodríguez le alcanzó con ser ordenado y con aprovechar algunas de las muchas oportunidades que el adversario le ofreció para llegar a su primera victoria en la historia en La Bombonera, basándose en la seguridad de su defensa, en la astucia del exSan Martín, Maxi Núñez, y el despliegue de Cabrera y Colazo.
Boca se quedó muy pronto sin Riquelme, debido a una molestia en el aductor izquierdo y, en la última media hora, cuando el partido estaba casi perdido, recurrió a Gago.
Pero en definitiva nunca encontró soluciones y volvió a ser la formación rutinaria, previsible y caótica que ha sido en muchas oportunidades a lo largo de los últimos tiempos.
La temprana lesión de Riquelme condicionó a Boca en el comienzo del partido. El capitán xeneize había inquietado a Cambiasso con un remate desde fuera del área que sacó el arquero. Pero casi de inmediato corrió a buscar una pelota en retroceso y dio evidentes muestras de dolor por lo que 4’ más tarde le dejó su lugar a Paredes.
A partir de entonces el local le costó entrar en ritmo. Lo mejor de Boca en la etapa llegó sobre el final con un remate de Paredes desde fuera del área que controló Cambiasso a los 35’, un disparo de zurda de Gigliotti que se fue desviado a los 40’ y otro remate del delantero que controló Cambiasso a los 42’.
Ya en el complemento, no habían transcurrido 2’ cuando Cabrera ejecutó un córner desde la derecha y Battión cabeceó con absoluta comodidad para establecer el 1-0. 6’ más tarde, Espinoza ganó en la mitad, encaró, descargó para Núñez que estaba levemente adelantado y la acción terminó con penal de Orion, que Matos aprovechó para aumentar a diferencia.
Desde entonces All Boys, cada vez que se lo propuso, llegó hasta el área de enfrente con oportunidades de concretar una goleada que finalmente no se consumó.
Boca ya se sentía derrotado y en esas condiciones era claro que el destino del partido estaba sellado.

