La Argentina ganó cómoda. Casi sin despeinarse. Y eso le sirvió para estar ya clasificado a Cuartos de final del Mundial “San Juan 2011” de hockey sobre patines. Ahora, que sea primero o no, se verá esta noche.

Lo cierto es que ayer, desde que empezó el partido se notó claramente la diferencia entre uno y otro. De potencial. De jerarquía. De individualidades. De juego conjunto. En fin, de todo. Por eso salió como salió: 10-1 en favor de la Selección Argentina. Porque Sudáfrica no mostró nada. Porque Sudáfrica está aprendiendo y nada tiene que ver con los deseos arge

ntinos de buscar el título en este Mundial que juega en casa.
Al equipo de José Martinazzo la goleada le sirvió para recomponer su imagen del día anterior. Aquella del nervioso debut que lo tuvo demasiado ansioso frente al endeble Alemania (que fue goleado ayer por Italia). Es que anoche, más tranquilo, el equipo argentino empezó a edificar la victoria desde el vamos. Anotó rápido -igual que ante los alemanes- pero esta vez le dio consistencia al triunfo parcial con un par de goles más en pocos minutos. Estaba claro que el equipo que Martinazzo mandó a la cancha era mucho más liviano que el del día anterior. Y más rápido, de paso.

Especialmente por el lado del enlace, de Nicolía, que entró en el lugar de Emanuel García.

Además, estuvo desde el vamos el Mono Velázquez (por Abalos) que no tiene tanto tiro externo como el mendocino pero sí más ductilidad. Claro que todo eso se fue haciendo más sencillo cuando el técnico fue variando el equipo que estaba en cancha. Tanto fue así que terminaron de titulares el primer tiempo los cuatro de campo que entraron en el banco de relevos cuando había empezado el partido.

Ese primer parcial se fue con los goles del Nalo García (2), Pablito Alvarez, Lucas Ordoñez, David Páez y Tuco Abalos. Y también increíblemente con el tanto de Ricardo de Sousa, para Sudáfrica, luego de una jugada confusa en la que la bocha se le fue escurriendo al Turco Kenan cerca de los 15 minutos de ese primer parcial.

El complemento fue más de lo mismo. La Argentina entró con el mismo equipo con que lo hizo en el inicio del partido. De nuevo movió la bocha con rapidez y los sudafricanos se mostraron tan perdidos como desde el principio. Y después otra vez la rotación que mandó José.

Los goles, por supuesto, fueron llegando uno tras otro.

Terminaron siendo 10, pero pudieron ser muchos más. Siempre en beneplácito de la gente que gritó cada uno de los que fue adentro.

Noche tranquila. Lógica. Y positiva para el equipo argentino que fue haciendo rotaciones, todo para ir analizando los grandes momentos, como el que se viene esta noche…