La Selección argentina de fútbol está en una etapa de transición en la que el técnico Leonel Scaloni está empezando a mezclar jugadores históricos con otros de sangre nueva. Eso es innegable. Necio sería pedirle entonces que logre una conjunción perfecta en el juego. Más todavía porque el mundo entero (el fútbol está incluido) sigue convulsionado y sufriendo la pandemia del covid- 19. Tampoco nadie puede negar que el equipo albiceleste tiene un líder futbolístico que es reconocido por el planeta: Lionel Messi. Que a pesar de que muchos en nuestro mismo país lo siguen discutiendo, todo seleccionado del mundo quisiera contar con él. Y, también a pesar de muchos, Scaloni ha citado desde que está a jugadores de probada calidad y rendimiento. Porque si hay algo que tiene de bueno este técnico es tener ojo para convocar a jugadores que pasan por una actualidad exitosa. Por ahí los problemas para el propio Scaloni pasan por encontrar las pequeñas sociedades. O en realidad una gran sociedad, que es la de saber cuál es la pieza que encaje para que el propio Messi empiece a moverse donde él más sabe. Y hacer lo que más hiere al rival. Que sea esa mezcla de volante ofensivo capaz de armar el juego rápido o el delantero que muestre esa chispa especial en la definición. Los mejores años de Messi en el Barcelona de España fueron cuando tuvo a los españoles Xavi e Iniesta como laderos. Con ellos, fue directamente letal. Tanto que ganó todo. Es cierto, fueron otros años y seguramente Lio tiene menos reflejos y velocidad para decidir. Porque el paso del tiempo es inexorable. Pero las mañas no se pierden. Pueden disminuir un poco pero jamás desaparecer. Entonces el presente casi que obliga a Scaloni a encontrarle un socio (o dos) al capitán. Alguien que lo libere de tanta presión por la marca rival (personal o escalonada). O alguien quien lo entienda cuando hay que tirar una pared o picar al vacío cuando el propio Messi lo piense esos dos o tres segundos de ventaja que él tiene en su juego y en sus decisiones. Scaloni tiene que haber pensado en Di María para ese rol. Por eso el jugador del PSG apareció antenoche en el equipo desde el vamos. Pero el “Fideo” sigue siendo el embarullado de siempre. Veloz como pocos, sus decisiones son buenas algunas veces pero malas otras. Trató de buscar a Messi pero demasiado lejos. Con Lautaro Martínez pasó otro tanto. El jugador del Inter lleva en su corazón el ser delantero neto. Vendría a ser el Suárez de aquel Barcelona exitoso de Messi. Pero no es el jugador que libere de problemas al “Pulga”. Y para completar, lo que trató de buscar Scaloni con la presencia de De Paul en cercanías de Messi tampoco funcionó porque al volante de quite le sienta mejor otro uniforme, no el de asociarse con el crack. ¿Será Lo Celso la solución? ¿O el Kun Agüero tal vez? Ni siquiera puede descartarse a un “Nacho” Fernández o a Enzo Pérez, por nombrar a dos que están en carpeta y tienen la experiencia necesaria para encargarse de formar esa sociedad con Messi. Lo hicieron en River, ¿por qué no lo podrían hacer al lado del crack que tenemos los argentinos?  

Sin descanso

Tras el 1-1 ante Chile, la selección no se tomó descanso y volvió a los entrenamientos ayer de cara al partido del martes contra Colombia en Barranquilla, donde habrá 12 mil espectadores presentes.

En cuanto a lo deportivo, los que fueron titulares ante la Roja participaron de una jornada de recuperación en el predio de Ezeiza, mientras que el resto del plantel afrontó un entrenamiento normal en espacios reducidos. En tanto, el viaje a Colombia está previsto para el lunes sobre el mediodía.