Si no es por tie break parece que no es victoria. Otra vez, como en los dos últimos fue en cinco sets (3-2 por 25-27, 25-20, 19-25, 29-27 y 15-8). Y otra vez UPCN ganó, esta vez para revertir la final de la Liga Argentina de Vóleibol para ponerse 3-2 arriba y por primera vez poner la serie a su favor cuando había comenzado perdiendo los dos primeros puntos en San Juan. Por ello lo de anoche tiene triple mérito, porque revirtió la imagen con la que se había quedado la gente (anoche hubo cerca de 9.000 personas), se puso a un triunfo de lograr su primer título liguero en su corta historia y, por sobre todo, porque siempre jugó, arriesgó y apretó en los momentos justos. Cuando el partido lo pidió para demostrar que va de menor a mayor y que lo hecho en suelo de Bolívar no fue casualidad, sino causalidad de la remontada y entendimiento de que había que mejorar su juego. Porque no era Bolívar quien se lo impedía, sino su propio nerviosismo y ansias de más antes de tiempo.

Anoche tuvo una gran labor en lo grupal, con pasajes del partido donde cada jugador tuvo su momento para marcar la tendencia. Y eso que arrancó perdiendo por no saber cerrarlo cuando tuvo la pelota para hacerlo, pero los saques de Badá cambiaron el destino.
En el segundo se levantó para adueñárselo con mucho oficio. Perdió el tercero porque sintió la salida de Patti por lesión en su tobillo derecho (anoche le hacían los estudios para determinar la gravedad), y en el siguiente lo ganó con mucho dramatismo porque se extendió más de la cuenta y ambos pudieron llevárselo pero fue para UPCN.

Y en el tie break, como ya es costumbre en esta serie, fue contundente y dejó sin respuesta a Las Aguilas.
Atrás quedaron los dos juegos que perdió en el inicio de la serie. Hoy manda. Recuperó su mística y se puso a apenas a un triunfo, que puede ser este sábado en Bolívar, para consagrarse como el mejor de la temporada en su segundo final consecutiva (si cae juega el séptimo y último duelo en el Cantoni).

Va por ello y para terminar con la hegemonía de Bolívar, que viene de cuatro títulos consecutivos y que en ninguna de esas finales le dieron vuelta una serie y menos le ganaron tres partidos consecutivos. Los Cóndores van por su camino, desafiante, que pretende ponerle fin al reinado de las Aguilas y darle la primera Liga Argentina a San Juan.

Anoche se bajó el nivel de errores de ambos, arriesgaron siempre y por eso lo dramático, disputado y entretenido del quinto juego de la serie.

En UPCN Moreno fue determinante cuando hubo que apretar el puño, el checo Baranek para levantar luego de un primer set adverso, Junior aportó puntos claves, Peres Lopes tuvo que suplantar a uno de los símbolos como Patti -que venía en ascenso- y lo hizo. Molina repuntó en el tie break cuando el bloqueo es clave, al igual que González y Garrocq.

Bolívar sintió la ausencia de Filardi, porque Badá mostró el lado flaco del elenco de Weber, que nunca bajó su intensidad hasta que llegó el tie break, que parece -en base a los dos antecendentes de los juegos anteriores- que es donde se queda y baja su nivel. Es decir, todo lo contrario a UPCN, que anoche se quedó con el partido más importante de la final, para desequilibrar la balanza, dejar en evidencia que nunca estuvo derrotado por el arranque en el falso y que ahora los astros le sonríen, su juego lo acompaña y su contundencia lo avalan para ir a Bolívar y pasado mañana poder consagrarse campeón.