Cuando el final de acercaba y River iba por el empate con todo, Agustín Rossi apareció en toda su dimensión. "Juanfer" Quinteros le metió un pelotazo espectacular para que Palavecino cabeceara con justeza e imaginara su gol del empate. Pero Rossi, midiendo sus pasos para atrás, y mostrando unas tremendas condiciones de tiempista, esperó el momento justo y con una mano la sacó al córner por sobre el travesaño. Esa fue la atajada cumbre del arquero de Boca que, a pesa altura, ratificó por completo que era la gran figura del superclásico.

Antes, especialmente en el primer tiempo, Agustín había tenido dos atajadas también muy importantes. Ambas concretadas con las piernas y ante dos ataques directos de mano a mano de Julián Álvarez, un delantero que habitualmente no suele perdonar a los arqueros. Además Rossi lució seguro y práctico en los córners.

EL ÁRBITRO

Herrera cumplió con lo suyo

No se vio envuelto en acusaciones o dudas trascendentales. Darío Herrera, el árbitro del superclásico en el Monumental, tuvo un trabajo tranquilo y cumplió con creces con sus funciones. Apenas sacó cinco tarjetas amarillas. Cuatro a Boca (Advíncula, Ramírez, Zambrano y Figal) y una a River (Enzo Pérez), en todos los casos justificables. Siempre estuvo cerca de las jugadas y transmitió respeto a los jugadores de ambos equipos.