La pelota no quiso entrar, no hubo caso. Tampoco hubo puntería en sus delanteros. Es más, sobre la hora, cuando Pezzotta estaba por pitar el final, Gandín, solo, definió afuera con Monzón ya vencido. Independiente dejó pasar el tren que lo llevaba a la punta. De esta manera el Rojo empató sin goles con Huracán y quedó a dos del puntero, Estudiantes.
El primer tiempo comenzó siendo opaco, deslucido y con escasas ideas de juego. En ese contexto Independiente tuvo un mejor trato de pelota con Gracian y Piatti o con las subidas de Mareque. Huracán jugaba al pelotazo, lejos de aquel equipo que tocaba el balón. Toranzo, el encargado de alimentar de fútbol al equipo, estaba apagado y arriba Clara luchaba contra todos. Este último tuvo una chance neta, pero la sacaron en la línea, luego un remate de Peralta, que encontró bien parado a Gabbarini que voló para la foto. Eso y nada más, poquito fútbol ofrecieron ambos en el primer acto, quedaron en deuda.
En el inicio del complemento el Globo arrancó más enchufado y a los 3 minutos Clara sacó un disparo en la puerta del área, que desvió Gabbarini. El Rojo se encontró con el balón, pero le faltó la puntada final. A partir de ahí se hizo otro partido más dinámico. Mareque de a poco se fue transformando en la figura del partido y Piatti empezó a desequilibrar por derecha. El volante se perdió dos goles entrando al área.
El Rojo se fue quedando sin ideas y físico, todo lo contrario en el Globo que creció con mucho empuje. Así se lo llevó por delante a Independiente, pero sin demasiado peligro. Sobre el final Edurado Domínguez cantó gol, pero estaba adelantado.
Pero al Rojo que le quedaba el corazón latente, nunca bajó los brazos y sobre el final tuvo la victoria en sus manos. Primero con un mano a mano de Silvera, que tapó Monzón y en el final con Gandín, quien recibió una asistencia perfecta de Silvera y cuando le salió lo Monzón, lo eludió y con al arco desguarnecido sacó un remate desviado. Esa fue la última, el Rojo perdió el tren de la punta.

