Cascote antes de largar una prueba del CAP (Club Argentino de Pilotos) con un Datsu ZX 280 de la categoría monomarca.

Aun cuando uno sabía que Cascote -sí Cascote, así lo conocían todos y así le gustaba que le dijeran a Carlos Alfredo Juarez- estaba mal peleando en desigualdad de condiciones con una cruel enfermedad, la noticia de su fallecimiento, ocurrido en la madrugada de ayer, desestabilizó a la pléyade de amigos y conocidos que tenía. Simple, sencillo, noble, humilde... Una persona macanuda más allá del gran automovilista que fue.

Él, que integró el grupo de los grandes pilotos que en la década del "70 recorrían el país con el Turismo Nacional, siempre manejó su vida deportiva alejado de todo vedetismo. Desde los 16 años supo cuál era su sueño y lo cumplió manejando uno de los autos oficiales de la marca italiana Fiat en esos años de oro del TN. Cuando se corría en todos los autódromos y también en rutas de tierra que integraban los trayectos de los Grandes Premios, como fueron la Vuelta de la Manzana, en Río Negro, y la Vuelta al Noroeste, entre Salta y Tucumán, donde sufrió uno de los más duros accidentes que tuvo al volcar con su Berlina 125. "Yo solo quería saber si "Pajarito" estaba bien. No me hubiese perdonado nunca que le hubiera ocurrido algo", contó a este cronista en oportunidad de realizar un programa televisivo de "Sanjuaninos de Pura Cepa" en 2007. Cascote era así, se sobrepuso al dolor de dos dedos quebrados en uno de sus píes para ayudar a quien lo acompañó durante la mayor parte de su carrera deportiva, Pajarito Quiroga, con quien seleccionaban los magazine -aún no se conocían los cassetes- de la música que irían escuchando mientras levantaban polvo en los grandes premios domando autos casi standar a los que solo le tocaban un poco la amortiguación y suspensiones.

La familia y los amigos siempre fueron los pilares en los que se apoyó Cascote, quien en su momento tuvo alguna propuesta para ir a correr a Europa y la desechó porque su felicidad era correr en autos con techo. "Podría haber sido el inicio de una campaña profesional, pero no quería alejarme de mis afectos", contó quien después de haberse retirado volvió a ponerse el buzo antiflama para correr en la Copa Datsun con una máquina que le había gestionado y conseguido Antonio Meritello, presidente de la Asociación Sanjuanina de Volantes, entidad organizadora de las carreras "cuadreras" donde empezó a escribir Cascote su rica historia deportiva.

Condujo autos de carrera hasta 1984. En 2007 retornó al ambiente como team manager del "HM Motosport" equipo que armó Henry Martín que tenía como segundo piloto a Fabricio Benedetti. "Esta invitación la tomo con mucho cariño y agradecimiento", diría fiel a su bajo perfil. Ese que desaparecía cuando manejaba un auto.

¡Chau Cascote! quienes tuvimos la fortuna de conocerte no tenemos duda que por tu hombría de bien entrarás al cielo en quinta y a fondo, como cuando le apuntabas al paredón del "rulo" para salir con todo a la "curva de los tontos" en ese autódromo de Zonda que conocías como nadie.

  • Algunos de sus autos

 

Cascote debutó en 1965 conduciendo un Ford Taunus, luego condujo distinta máquinas, una de ellas fue el Fiat 125 rojo del equipo oficial con el que ganó en el Autódromo de Buenos Aires en 1975. La otra fue el Datsun que le gestionó Antonio Meritello para que lo corriera en la Copa Argentina de Pilotos en 1982.

> Por él y Zunino, San Juan era potencia

 

Juárez, reconocido por el gobernador Uñac en la inauguración del Autódromo San Juan-Villicum (foto), junto a Ricardo Zunino integró una dupla de pilotos que pusieron el nombre de la provincia en lo más alto del automovilismo nacional en los "70. Cascote ganó una decena de carreras en el Turismo Nacional y junto al Colorado fueron segundos en las "20 horas" corridas en 1972 en el Autódromo de Buenos Aires. En 1978 ganó las 24 horas (Buenos Aires) junto a su compadre Esteban Fernandino. Empezó a correr en 1969 y en 1971 fue campeón de la categoría Anexo J.