Las claras victorias logradas por los noveles e invictos púgiles sanjuaninos Segundo Centeno y Ezequiel Fernández, la atractiva paridad que tuvo el resto de los combates y la interesante concurrencia, de aproximadamente 650 personas, permitieron que antenoche el boxeo sanjuanino recuperará su autoestima. Posiblemente la amenaza permanente de tormenta le restó gente al espectáculo, pero el hecho de que se haya cuadriplicado la cantidad de espectadores, con respecto a la velada organizada en los primeros días de diciembre pasado, permitió que los dirigentes del club Mocoroa y de la empresa promotora (MaYa producciones) miren con otros ojos el futuro y se aventuren a encontrar una continuidad que desde hace mucho tiempo no ha podido lograrse.

Después de un aperitivo de seis peleas amateurs donde valores locales y algunos provenientes de Mendoza y San Luis encendieron la pasión de los aficionados, en el que se destacó el match entre los pesos pesados Andrés Sarruf (San Juan) y César Olivarez (Mendoza) fallado por los jurados a favor del local provocando que desde las tribunas descendiera el reproche, entendiendo que un empate se hubiera ajustado más a la realidad, vinieron los combates del doble fondo.

En el primero, Segundo Centeno, mostró su aplomo para ir elaborando paulatinamente una clara victoria ante el debutante mendocino Eduardo López. El sanjuanino, oriundo de 9 de Julio, ejerció una constante presión sobre un rival más alto, de mayor alcance que, cuando le tomó el peso a la mano del local, se preocupó más por evitar el roce que en desplegar una táctica para ganar la pelea.

La superioridad de Centeno fue creciendo poco a poco, en similar relación que decrecía la solidez de López. Ahora bien, así como el aplomo y convicción -de este muchacho de 28 años que recién empezó a boxear cuando tenía 22- ocupan su lugar en la columna del haber. En la fila del "debe" se encuentra la notoria falta de distancia, propia de no contar con sparrings permanentes para trabajar a diario y la traslación frontal sobre el cuadrilátero. Si Centeno hubiera cortado mejor los caminos de la huida de López la pelea no pasaba del tercer round. Fue notorio que sus golpes mellaban la humanidad del mendocino cada vez que llegaban a destino.

Así como fue bueno lo de Centeno, también fue positiva la tarea de Ezequiel Fernández. El púgil, que el 10 de marzo cumplirá 21 años, logró su cuarto triunfo por puntos en cuatro meses y lo hizo, también con claridad, ante el tucumano Miguel Ibarra. El gladiador fraguado en el gimnasio del Mocoroa intentó ganar antes del límite arriesgando más de la cuenta, demostración que fue premiada con el apoyo constante del público.

"PacMan" podría haber ganado con más claridad si su tarea hubiese estado apoyada en una mejor condición aeróbica. Demasiado temprano empezó a mostrar su protector bucal tratando de encontrar el aire que un profesional debe reservar en sus pulmones con la sesión diaria de 8 a 10 kilómetros de trote.

En esa deuda de oxígeno debe buscarse la explicación sobre por qué éste promisorio valor, propietario de una mano izquierda que maneja con soltura, velocidad, variedad y precisión, no pueda imponer su presión ante los rivales de turno. Es joven y si controla un poco su temperamento, que por momentos lo traiciona y provoca que se desordene, puede soñar con logros importantes en el ámbito nacional.