Le había pasado antes contra Boca Unidos y Almirante Brown. Parecía capítulo cerrado, pero ya asomaron contra Merlo y aquella distracción en un lateral que terminó en el empate. Ayer, cuando ya la historia de los desaciertos parecía definitivamente sepultada, un error en una pelota aérea terminó siendo la misma condena para Sportivo Desamparados que había hecho las cosas bien, pero en una jugada se quedó sin nada frente a Ferrocarril Oeste. La derrota cortó una buena serie positiva de Desamparados, pero lo peor fue que desnudó distracciones que no se perdonan y que bien pueden hipotecarle el futuro si es que no se destierran definitivamente. Fue derrota 1-0 y con dolor porque Sportivo Desamparados había hecho un gran primer tiempo, en el que incluso había generado las ocasiones como para sacar ventajas, pero volvió a dudar cuando no debía y eso fue fatal.

De arranque, fiel a la propuesta de salir a jugar igual en todos lados, Sportivo sorprendió a Ferro presionándolo bien arriba y obligando. A los 2’ Drocco tuvo el primer gol en sus pies cuando ejecutó un tiro libre al palo derecho del arquero De Giorgi, quien respondió en gran forma. Fue un anticipo de la propuesta sanjuanina y Ferro decidió ir al golpe por golpe. Así, a los 7’ Pereyra Díaz fusiló a Giordano pero la respuesta del arquero víbora fue sensacional. Creció el partido y parecía que en cualquier momento llegaba la apertura del marcador. A los 25’ Gigena tuvo una chance clarísima, pero elevó su remate en el punto penal.

Cavallo también tuvo la suya, pero definió mal. Y Ferro, con la pelota detenida, anticipó que le traería problemas a Desamparados cuando Marcelo Berza cabeceó en el área chica y obligó a la tapada de la tarde de Giordano, quien la sacó casi en la línea.

En el complemento, Ferro concretó lo que había anticipado en el cierre del primer tiempo y a los 14’ se encontró con el gol. Un centro desde la izquierda encontró mal parados a todos, calculó mal Giordano y Schunke cabeceó al gol sin problemas. De ahí en más, Sportivo empezó a desnudar sus limitaciones. Apostó al ataque, pero nunca pudo ser profundo para equilibrar el alto precio de un error que ya parecía materia aprobada y otra vez lo dejó sin nada.