1-TÁCTICAS INCONCLUSAS.
Los dos venían mal en los encuentros de verano a tal punto que la continuidad de Basile, o el flojo rendimiento de River, eran los puntos claves y donde las miradas iban a apuntar a ello. Y todo se trasladó al buen ritmo que ambos mostraron en el primer tiempo, donde la dura pretemporada no les pasó factura, aunque lo que sobresalió fue una falta de identidad y de un patrón de juego con el que cerraron el partido.
River sorprendió desde el inicio con el gol de Rodrigo Rojas que le dio tranquilidad, pero se preocupó por controlar el contragolpe de Boca con Abelairas y Ahumada. Y al Xeneizes, en el medio, se lo vio preocupado por controlar el armado ofensivo del equipo de Astrada.
La táctica fue el eje del parcial inicial, donde en el medio River no se salió del libreto, se fue quedando sin sorpresa, y lo que intentó Daniel Villalva fue la único. Boca, con el empuje de Riquelme y Gaitán, pero sin poder penetrar por los laterales, optó por la pelota parada donde otra vez el "’millonario” por esperar, la pelota cayó en la cabeza de Palermo y empató el juego. Y ahí se desató la pelea por ser el dueño del partido.
2-AGUA EN EL FONDO.
Las ventajas que dio en la última línea Boca en el complemento fueron alarmantes y el más movedizo en River, Villalva, fue quien encontró la forma de penetrar, de aprovechar su velocidad y encarar cuando los huecos fueron moneda corriente. Porque River, jugando a las espaldas de Giménez, le dio dolores de cabeza al Xeneize. Y tanto fue el cántaro a la fuente, que al final el doble cabezazo de Funes Mori entre tantas libertadas defensivas, posicionó a River otra vez, que aprovechó el agua que hacían los de Basile atrás y las fallas del ‘Pato’ Abbondanzieri.
River aprendió de lo que sufrió en la parte inicial, no se replegó, siguió intentando y el tercero cayó del pie derecho de Villalva, más por las facilidades que Boca dio, ofreció, brindó y regaló, que por méritos del delantero Millonario.
3-QUEDARON EN DEUDA.
Riquelme desapareció cuando River le dio los cachetazos con sus tantos, y los volantes dieron más patadas que entrega. Quedó claro que la deuda fue de Boca porque cayó, aunque no fue el único protagonista de una noche que tuvo goles pero que le faltó idea e identidad. A River lo salvó el triunfo, pero si ambos quieren encarar un año con sabores diferentes a lo magro que fue el 2009 no deben repetir lo de anoche.
Donde Boca terminó absorbido, se enloqueció en ataque y desapareció ofensivamente. Mientras que River fue simplemente impulsado por un marcador que siempre le fue favorable, que lo mereció por saber aprovechar mejor los errores ajenos, pero que no hizo demasiado por el bien de su fútbol. Sí hay que destacarle que cuando cuidó la pelota supo dormir el partido para quedarse con el primer superclásico del año.