No se cansaron de alentar. Gritaron, cantaron y por momentos fueron los únicos que se hicieron oír en el estadio República de Venezuela, que mostró un excelente marco de público pese a que el partido se jugó pasado el mediodía y un domingo. 

Un grupo de simpatizantes de Obras viajó a Buenos Aires y apoyó al equipo en todo el momento. Por eso los jugadores, tras consumar la victoria en el tie break, se acercaron a la tribuna para celebrar juntos y compartir la alegría, mientras el resto de los espectadores se alejaba en silencio.

No fueron muchos, pero sí bulliciosos y vivieron con intensidad y nervios el partido, que no dio respiro a lo largo de los cinco sets. 

Entre algunos dirigentes del club que se ubicaron en la tribuna, hubo además familiares de los jugadores de Obras y hasta la ciudad de San Carlos de Bolívar también viajó el ex opuesto Raúl Quiroga, leyenda viviente del vóleibol argentina y surgido de Obras, quien reside en Buenos Aires. Quiroga, medalla de bronce en Juegos Olímpicos de 1988, al principio estuvo sentado, pero luego siguió el encuentro de pie y alentando al equipo y especialmente a su sobrino, Rodrigo Quiroga.

Luego del partido, los jugadores y el cuerpo técnico se dirigieron al rincón del estadio que le fue asignado a la hinchada de Obras y allí, a más de 1.000 kilómetros de San Juan, siguieron saltando y sonriendo por la enorme victoria del conjunto dirigido por Juan Manuel Serramalera.