El pasado es pasado. El futuro se verá. En realidad lo que importa es el presente. Y esta Selección Argentina está, hoy por hoy, para soñar. Luego de su última presentación, dejó esa sensación. De seguridad. De buen juego.

Hasta de capacidad para hacerse fuerte y dar vuelta una historia que había empezado torcida. Por eso hoy, desde las 21.30, en el mítico “Cantoni” el choque ante el vecino y siempre peligroso Chile, pinta de cara positiva. De apoyo incondicional.

Este Argentina-Chile tiene condimentos por donde se lo mire. Porque es un partido que conoce de rivalidades. De momentos emocionantes. Aunque la realidad está algo distanciada de los deseos. Porque Argentina está fortalecido y, en su adultez como equipo, es una fuerza decididamente superior a su rival. El equipo trasandino, a su vez, es capaz de moverse con inteligencia pero tiene en su defensa a uno de los puntos vulnerables. Y eso, ante el equipo de José, puede resultarle fatal.

De no mediar imprevistos, el DT argentino saldrá con los mismos cinco que en el debut. Con seguridad después irá rotando, pero ya con el juego en movimiento. De Chile, el arma peligrosa se llama Nicolás Fernández, un jugador veloz y efectivo.
Llegó la hora y las palabras sobran. Así deben pensar los jugadores argentinos y también los chilenos.