Si Diego Maradona pidió en una de sus máximas frases que "la pelota no se mancha", en el partido de su despedida en la Bombonera, qué tendría que reclamar Lance Armstrong después de confesar, sin muchos indicios de un sincero arrepentimiento, que se dopó para ganar los siete Tours de Francia. Cuesta encontrar una respuesta a semejante interrogante teniendo en cuenta el grado de engaño al que llegó este texano, de actuales 41 años, que según él ya perdió 75 millones de dólares en sponsors tras su confesión por TV.

"Mi cóctel consistía en EPO, transfusiones y testosterona", reveló Lance, en el mano a mano que sostuvo con la popular conductora, Oprah Winfrey. Resulta difícil encontrar en la historia del deporte mundial una desilusión a este nivel. A saber: Ben Johnson con su dóping en Seul "88, luego de conseguir el oro y el récord mundial en los 100 metros llanos, puede ser un caso con cierto paralelismo. Los positivos de justamente Maradona, aunque nunca en un torneo ecuménico. Lo de Armstrong sólo podría compararse a si hoy Lionel Messi da positivo, algo difícil de imaginar. Otra incógnita que se genera, irremediablemente, es comprender cómo una persona que luchó contra el cáncer de testículos y lo superó no puede asimilar que hay mejores ciclistas que él.

Armstrong resulta cínico también en otro sentido. Lance, quien sólo se emocionó en la entrevista cuando relató cómo enfrentó a su hijo, Luke, de 13 años, para contarle la verdad, lo hace en este momento por una gran causalidad. Se comenta que el expedalero estaría por ser acusado de falso testimonio en sus declaraciones ante la Justicia ordinaria por negar sus dopajes y entonces la cárcel sería su destino. Un ejemplo: la atleta norteamericana, Marion Jones, admitió doparse y no sólo perdió sus medallas olímpicas la década pasada, sino que también estuvo medio año en prisión.

La confesión de Armstrong fue observada en TV el jueves pasado por 4,3 millones de personas. Muchas de ellas, seguramente, pretendían no escuchar lo que oyeron. Al fin y al cabo, Lance subrayó apenas venció al cáncer que "ahora sólo quiero vivir lo más sanamente posible". Esa vez, también mintió.