Australia 26 de enero.- Victoria Azarenka hizo otra vez los deberes. No tiene la potencia de Serena Williams o la elegancia de Sharapova, pero la bielorrusa demuestra torneo a torneo que el número 1 que estrenó el año pasado no le queda nada grande. Este sábado se repuso de un mal comienzo y consiguió vencer en la final del Abierto de Australia a la china Na Li por 4-6, 6-4 y 6-3 para defender el título obtenido el año pasado y mantener su condición de líder del ranking, que estaba seriamente amenazada.
Li había sido algo más precisa en un comienzo irregular, donde proliferaron los quiebres para un lado o el otro -una constante a lo largo de toda la final-. Ya en el segundo parcial, la balanza se inclinó levemente hacia la número 1, quien debía obtener el título para no ceder el liderazgo del ranking a manos de la estadounidense Serena Williams -ganadora de los dos anteriores Grand Slams-.
Azarenka consiguió quebrar el saque en el comienzo del tercer parcial, pero la tónica de irregularidad general se mantuvo y Li recuperó el break de inmediato.
Una picardía: cuando la china empezaba a levantar, un show de fuegos artificiales paralizó la acción por un lapso prolongado. A la vuelta, la bielorrusa ya no soltó las riendas del partido. Con dos nuevos quiebres más, el último para cerrar el partido, se aseguró la final y convertirse en la octava jugadora de la historia que retiene el título en el Abierto de Australia.
Con mano firme, Victoria escribe así su propia gran historia en el tenis femenino. En Melbourne, la misma ciudad que en 2011 la vio perder la final de dobles contra Gisela Dulko y Flavia Pennetta, ya lleva dos alegrías consecutivas de las muy grandes.