Los clásicos no se juegan, se ganan. Eso lo entendió Unión para terminar el Domingo de Pascuas con la alegría de un triunfo ante Atlético Alianza pero sabiendo que lo que le faltó en brillantez para hacerlo, lo compensó con oficio. Le alcanzó con lo justo. Del otro lado, todo el coraje de Alianza no fue suficiente para poder transformar esa intención en profundidad. Se quedó sin nada, pero sabiendo que pudo haberse llevado algo desde Rawson. No fue bueno el trámite del partido. Sobraron roces, polémica y errores.

Unión, fiel a la bandera que levantó en el 2009 y que le sirvió para festejar ya 50 partidos de invicto como local, intentó hacer lo de siempre. Presionar, acorralar al rival y castigarlo. Le salió a medias y tan solo en los primeros minutos del partido pero fue efectividad total ya que a los 16′, logró sacar ventajas cuando Alejandro Gómez aprovechó un rebote del arquero Coronel, para poner el 1-0 que sería luego definitivo. Ese fue el gran mérito de unión: aprovechar la que tuvo. Alianza, condicionado por la tempranera lesión de Lucas Galán que ya a los 10′ se quedó en una pierna, compensó sus limitaciones con una enorme entrega. Con eso, le emparejó la lucha en el medio, recuperó la pelota.

Las polémicas tuvieron su espacio y tal vez en Alianza aún sigan reclamándole al árbitro Vera una clara infracción sobre Jorge Morales en el área de Unión, que el juez no vio así. Ese pudo ser el momento del empate en el primer tiempo para Alianza.

En el complemento, Unión siguió sin encontrarle la vuelta al partido pero le sobró su oficio para capear el vendabal sin muchas ideas que le propuso Alianza. Se hizo intenso el partido. Alianza iba y Unión respondía de contra. A los 38′, Juan Ruiz tuvo el empate pero su remate que tenía destino de gol, fue sacado al corner por Biasotti. Unión no podía tener la pelota. Le faltaba la circulación indispensable para poder controlar los tiempos del partido. Cabello probó con cambios pero no le alcanzó. Entonces, sí, el Azul se refugió directamente contra su arquero y apostó a la contra para liquidarlo. Casi se le dio con Steiner pero no pudo. Alianza dejó lo que le quedaba. Fue al frente, sin demasiadas ideas pero con todo su orgullo a cuestas.

Unión, a puro oficio, cerró el clásico sabiendo que lo indispensable estaba hecho. Sin brillo, pero con oficio, metió tres puntos clave para su clasificación. Alianza quedó masticando impotencia. No se guardó nada pero le faltó libreto para poder rescatar algo de un partido que fue demasiado castigo.