El holandés ganador de la Vuelta a San Juan 2017 ganó la última carrera monumento del año, batiendo a Valverde y Bernal.


Estaban todos. Los mejores de la temporada. Los ganadores de las grandes vueltas y de clásicas. Y, entre ellos, resaltó la longilínea figura del holandés Bauke Mollema. El hombre del Trek Segafredo que desde enero de 2017, cuando ganó la Vuelta de San Juan, había festejado poco y nada se impuso ayer en la 113 edición del Giro de la Lombardia, última de las cinco carreras consideradas "monumento".

Llamada la carrera de "las hojas muertas", por disputarse en pleno otoño europeo, fue agradable y los ciclistas brindaron espectáculo de principio a fin. Una fuga de ocho ciclistas, que llegó a tener 5m44s fue neutralizada faltando 50 kilómetros.

El pelotón, encabezado por INEOS la neutralizó en el Muro di Sormano. Allí empezaron a atacar los favoritos.

Al finalizar el tridente de dificultades montañosas (Barni, Madonna del Ghisallo y Muro di Sormano) el grupo de candidatos estaba compacto.

Bauke Mollema lanzó un ataque certero cuando faltaban 18 kilómetros. Coronó la del Civiglio, con 30 segundos sobre una docena de rivales.

Lo dejaron hacer y cuando reaccionaron Valverde y Bernal ya era tarde. Mollema tuvo tiempo de subir el cierre de su malla y celebrar su primer monumento.