Conocido el escándalo, el jefe de prensa de la FIFA, Walter de Gregorio, dio una versión que despega de la situación al presidente Joseph Blatter.

De Gregorio dijo que “la redada fue resultado de una medida tomada por la propia FIFA. Y que es una parte esencial de un proceso de limpieza que Blatter inició en 2011”.

No es la primera vez que Blatter está sospechado por casos de corrupción. De haber estado al borde de la quiebra en 2001, hoy la FIFA tiene reservas que superan los 1.000 millones de dólares.

En 2002, el entonces secretario general del organismo, Michel Zen-Ruffinen, acusó a Blatter de ganar la elección general de 1998 con sobornos y prácticas de corrupción. ¿Resultado? Blatter ganó la elección al camerunés Issa Hayatou por 139 votos a 56 y aunque amenazó con tomar medidas legales, no lo hizo, pero Zen-Ruffinen fue despedido.

Hace cuatro años fue reelecto sin oposición. Su único rival Mohamed Bin Hamman debió retirarse acusado de comprar votos.

Blatter ha armado, a su alrededor, un esquema de poder que lo apuntala. Vale lo mismo el voto y reciben las mismas regalías cada una de las 209 asociaciones. Samoa y Liechtestein, tienen similar peso que Brasil, Alemania, Inglaterra o Argentina.

Sólo Europa, que cuenta con 53 votos, ha prometido no apoyar a Blatter y aunque algunas otras asociaciones podrían sumársele, no afectarán la mayoría que le permitiría ganar la elección.