Boca Juniors, que ostenta un invicto de 27 partidos, se consagró campeón luego de tres años de sequía al golear, de local en una Bombonera repleta, a Banfield por 3 a 0, cuando aún restan dos fechas para la finalización del torneo Apertura de primera división. Los goles del equipo que dirige Julio César Falcioni los anotaron el delantero Darío Cvitanich, a los 9 y 43 minutos del primer tiempo, y el volante Diego Rivero, al minuto del segundo.

El equipo local empezó a definir el partido con el primer gol de Cvitanich (ex Banfield), a los 9 minutos, y después lo controló con su habitual solidez en defensa y criterio en el mediocampo. Y lo terminó de definir, a 120 segundos del final de esa misma etapa, con otro grito de Cvitanich (el cuarto en el torneo). Entre un gol y otro pasó poco y nada en el partido, ya que Boca lo reguló y manejó a su gusto y Banfield fue víctima de sus propias limitaciones futbolísticas.

Sin embargo, el espectáculo estuvo en las tribunas, con la fiesta que protagonizaron los casi 50 mil hinchas que le dieron un marco imponente a la Bombonera.

Juegos artificiales, papelitos, cánticos (algunos dedicados a los simpatizantes de River, que hoy juega en la B Nacional), banderas y muchas camisetas azules y amarillas le dieron color a la tarde-noche.

Pero también hubo un segundo tiempo y cuando recién iban poco más de 60 segundos, Rivero convirtió un verdadero golazo. El 3-0, a esa altura, era anecdótico. Es que todo el pueblo boquense esperaba por el ingreso de Juan Román Riquelme, el máximo ídolo en la actualidad, que arrancó en el banco porque aún lo aqueja una fascitis plantar en el pie izquierdo. Y Falcioni les dio el gusto a los 19 minutos. Así el ‘10‘ volvió a jugar luego de cinco fechas. Con Riquelme en cancha, la fiesta fue completa. Fue la frutilla del postre. Así, con el ídolo en el campo de juego (alcanzó los 600 partidos), Boca dejó atrás tres años para el olvido. Celebró su 24to título y gritó campeón. Con absoluta justicia y demostrando una superioridad enorme sobre el resto.