Buenos Aires, 30 de julio.- Fue un triunfo. Por lo que costó y por cómo empezó, a pesar de sumar sólo un puntito. Boca empató ante el Arsenal en un Emirates Stadium colmado de camisetas rojas, pero se había ido al entretiempo perdiendo 2 a 0.
"Agradézcanle a Román", estará gritando más de un hincha en la fría mañana argentina de sábado. Y no estaría tan equivocado, porque el enganche de Julio César Falcioni apareció en escena cuando el equipo más lo necesitaba.
En los primeros 45 minutos Boca fue un Boca disminuido, sin un esquema fortalecido, con una defensa tibia como la que sufrió ante el Espanyol y un mediocampo que arrancó casi en el fondo de su propia área. Falcioni quiso probar a Sosa por derecha porque creyó que era el momento, pero su refuerzo no la pasó bien con un Gervinho afiladísimo que aprovechó los huecos en ese sector. De tal forma que desde ahí partió la jugada del gol, que el marfileño bien comenzó para que luego defina Van Persie con calidad frente a Orión.
Mientras tanto el diez intentaba, pero la defensa de Wenger no lo dejaba moverse con naturalidad. Y el complemento, a pesar de que después se transformó en una escena completamente opuesta, arrancó de la peor manera para los de JC: derechazo del recién ingresado Aaron Ramsey y segundo gol del local.
Pero Boca se hizo fuerte en la adversidad, y con un Riquelme ahora encendido empezó a cambiar la historia. El nuevo capitán del equipo arrancó las dos jugadas que hicieron posible el empate, primero con asistencia a Viatri (68′) y tres minutos después a Mouche, al que el DT había mandado a la cancha en lugar de Cvitanich.
Ya con el empate consumado, Falcioni pudo darle juego a los suplentes como quiso desde un principio, aunque no de la mejor forma. Un Erviti golpeado tuvo que abandonar también la cancha y en su lugar ingresó Colazo. Sobre el final, Caruzzo (Schiavi) y Erbes (Somoza) pisaron el prolijo césped del Emirates.
Fue un triunfo. Por lo que costó y por como empezó, a pesar de sumar sólo un puntito. Ahora se viene el PSG, que perdió ante el New York. A soñar con la Copa.