Sanjuanino. Emmanuel Mas controla la pelota en una de sus tantas proyecciones ofensivas. El ex San Martín se jugó un partido aparte buscando la consideración de Russo para este nuevo ciclo.

El Verano terminó siendo feliz en Boca. Dentro de todos los cambios que vivió el conjunto Xeneize, el balance fue más que positivo porque con Russo al frente y Amor Ameal como nuevo presidente, el ciclo comenzó en ganador. Esta vez, en la despedida del Torneo de Verano, en el Bicentenario de Pocito, terminó derrotando a Paranaense de Brasil por 3 a 1 cerrando esta pretemporada con la ilusión de que hay bases para una nueva esperanza.


En el comienzo del partido en Pocito, la pelota fue propiedad del equipo de Lucho González y compañía. Es que en los primeros 15’ de juego, Paranaense presionó arriba, le quitó el balón a Boca y lo controló. Ajustó las marcas en el modelo Russo, presionó mejor Marcone, creció Paul Fernández y empezó a jugar Bebelo Reynoso. Con eso, Boca emparejó todo, tuvo la pelota y generó sus primeras llegadas. Y claro, en contundencia total, a los 17’ con falta incluida que el árbitro Vigliano ignoró, llegó el primer gol, obra de Mauro Zarate que no dudó en la definición. Reaccionó Paranaense y a los 24’ Nikao definió con enorme calidad un pase de Lucho González para poner el 1-1 parcial que vestía de justicia el marcador. Pero ya había comenzado el momento de Reynoso en el partido y el cordobés metió dos pelotas profundas que no alcanzaron a conectar ni Villa ni Obando. Pero a los 34’ Boca armó la mejor jugada del partido, cuando Reynoso vio por izquierda a Obando, lo asistió milimétricamente para que desborde y meta el centro al corazón del área donde Mauro Zárate decidió en un segundo ese movimiento goleador para poner el 2-1. Boca llegó y marcó, Un mérito para un equipo que se reacomodó de un comienzo complejo y lo terminó liquidando con contundencia.

Boca jugará el domingo con Independiente por Superliga.

En el complemento, la tremenda cantidad de cambios que hicieron desde el mismo arranque los dos equipos terminaron por cambiar el modelo de partido. Boca ya no fue el mismo y Paranaense intentó buscar el empate dentro de todo ese movimiento. Tevez entró pero no aportó demasiado en el sistema de Russo y lo que quedó de partido fue para ver de nuevo a caras que se habían alejado del mundo Boca como Leonardo Jara, Paolo Goltz, por mencionar algunos. Faltaba el cierre para una gran noche de Reynoso y Bebelo decidió poner en cancha toda su calidad para sentenciar el triunfo con un golazo para definir la noche con el 3-1 en una noche feliz para Boca en San Juan.


Boca ya tiene modelo. El ciclo Russo decidió jugar con 4 en el fondo, un volante de contención, tres volantes de llegada y dos puntas. ¿Los nombres? Algunos ya son titulares puestos. En defensa, Buffarini, López e Izquierdoz son fija. Resta la elección Fabra o Mas. Adelante, Zárate sacó su lugar, mientras que Ábila, Tevez y hasta Soldano pelean por ser el compañero del ex Vélez que desde San Juan se fue titular con su doblete ante Paranaense.

La vuelta de Bebelo

Emanuel Reynoso la había roto en Talleres de Córdoba. Era una de las apariciones más prometedoras del fútbol de Argentina y eso, lo terminó llevando a Boca. A ponerse una camiseta que pesa, a ganarse un lugar en un club que no es para cualquiera. Pero tantas idas y vueltas, tantos cambios de libreto y esas posturas cerradas de técnicos que quieren inventar lo ya inventado, le terminaron jugando en contra. Jugó de cualquier cosa menos de Bebelo Reynoso. Lo pusieron a correr gente, a marcar posiciones y le quitaron lo suyo: la libertad. Esa inspiración que lo hace marcar diferencias y no marcar rivales. Y con este proceso de Russo, Bebelo volvió a ser Bebelo.

Había mostrado algunas cosas contra Universitario de Perú, pero en el primer tiempo contra Paranaense de Brasil sacó a relucir toda su categoría. Tres asistencias milimétricas, otra actitud y esa calidad que lo llevaron a estar en el universo Boca, terminaron siendo la gran cosecha del equipo Xeneize en San Juan. Recuperó a un jugador que está destinado a marcar la diferencia y Reynoso lo sabe.