EMPATE. El defensor suizo Steven Zuber conecta el córner y cabecea al gol ante la atónita mirada del arquero Alison, quien no atinó a salir a cortar el centro que cayó en su área chica. Antes el europeo había sacado, con un sutil empujón, al zaguero Miranda.



Hace casi 9 años un seleccionado brasileño de fútbol quedaba eliminado en la primera ronda del Mundial sub-17, jugado en Nigeria al perder 1 a 0 con una sorprendente representación suiza que luego se coronaría campeona. El único antecedente por Copas del Mundo de mayores data de 1950 cuando empataron 2-2, pero en la teoría, este Brasil, contundente ganador de la Eliminatoria Sudamericana, tenía que comerse crudos a los suizos.


En el estadio de Rostov, repleto de aficionados vestidos de "verde-amarelho", con tres jugadores de aquel partido entre juveniles (el arquero Alison y dos de sus máximas figuras, Coutinho y Neymar) Brasil no pudo vencer a un aplicado y sufrido equipo suizo que tuvo en cancha a tres jugadores de ese recordado partido (Rodríguez, Zuber y Seferovic).


Fueron justamente dos hombres que disputaron aquel juego en Abuja el 30 de octubre de 2009, Philippe Coutinho y Steven Zuber, quienes marcaron los goles. El volante del Barcelona ensayó un remate potente y certero que se metió en el ángulo superior izquierdo del arquero Sommer para abrir el marcador, a los 19 del primer tiempo. En tanto que el defensor del Hoffenhein alemán anotó el empate, a los 4 del segundo tiempo, tras un cabezazo dentro del área chica, en el que se aprovechó del estatismo del arquero Alisson y de cierta ingenuidad del zaguero Miranda, que se dejó ganar la posición.

La igualdad transitoria le permitió al combinado europeo ganar en confianza y animarse a pelearle el control de la pelota a un Brasil que, aunque con una criticable parsimonia, buscó y falló algunas opciones favorables que fueron generadas por intentos colectivos a los que les faltaba la puntada final. Se notó al equipo sudamericano, por momentos, sorprendido. Neymar que toda la tarde debió soportar la marca de Granit Xhaka, aguerrido volante del Arsenal de Inglaterra, no pudo sacar al genio de la lámpara para desequilibrar, más allá de que encabezó algunas réplicas que no tuvieron eficacia.


Al astro brasileño, como a sus compañeros, los fantasmas de la eliminación en Nigeria les comieron la cabeza.