Con la victoria en el GP de Turquía de Jenson Button (Brawn GP), el inglés empieza a ser un piloto de récord, después de haber ganado la sexta carrera de las siete disputadas, pero a medida que crece el reconocimiento hacia él también surge la idea de que este año el aburrimiento se ha apoderado del Mundial.
Es con lo que debe cargar un piloto que corre con el coche más rápido. Lo fue hace años Michael Schumacher cuando barría en la pista a todos sus rivales y también resultaba aburrido. Ahora le toca a Jenson sufrir el ‘cansancio’ de un público que teme que el británico apriete el acelerador aún más y deje atrás a sus rivales sin opción a lucha, en un par de vueltas seguidas. El español Fernando Alonso, décimo en Turquía, ya se atrevió a pronosticar el título de Button, aunque en Estambul fue más allá: "Dentro de cuatro o cinco carreras, será campeón".
Quizá el agotamiento es más agudo porque las marcas modestas continúan dominando el certamen (Brawn y Red Bull coparon el podio de Estambul), mientras que las grandes escuderías continúan sin entrar en juego, hasta el punto de que los tres campeones del mundo que tiene la parrilla, Alonso (Renault), Kimi Raikkonen (Ferrari) y Lewis Hamilton (McLaren) no puntuaron en Turquía.
Button, que había largado segundo, aprovechó que el poleman Sebastian Vettel tuvo una estrategia de tres paradas y se encaminó sin problemas a su sexto triunfo. Así, quedó evidenciado una vez más la perfecta conjunción formada por el piloto y el auto que rinde cada vez más.

