En 1925 se disputó la primera edición de la Mendoza-San Juan. Antonio Giménez, su ganador, empleó 14h24m40s para cubrir la distancia entre las dos capitales de provincias cuyanas. Es la carrera más antigua del calendario rutero sanjuanino. Es la primera competencia clásica del ciclismo local. De varios años a esta parte, la competencia comenzó a cambiar su recorrido. En su edición 78, a correrse mañana desde las 16, se largará en el control fitosanitario de San Carlos y terminará en 9 de Julio, luego de pasar -con circuitos incluidos- por los departamentos de Pocito y Rawson.

Las grandes carreras del mundo, las consideradas por la Unión Ciclista Internacional como “monumentos”, mantienen lo esencial de su recorrido centenario, el punto de partida y llegada: por ejemplo: París-Roubaix (256 Km); Milán-San Remo (298 Km) y así, tres más. Varias veces han modificado su recorrido porque en tantos años, como ocurrió con la Mendoza-San Juan de 2009, los estados de las rutas no eran los adecuados, pero siempre largaron y arribaron a las ciudades que dan origen a su nombre.

“La Mendoza”, como se la conoce popularmente a la carrera del Club Independiente, la que mantuvo durante 28 años el récord de Arturo Orlando Bustos (3h28m45s), el que fue bajado por el cordobés Jorge Giacinti en el año 2000 (3h19m56a). Esa misma que sirvió para que retornara al ciclismo, luego del accidente que puso en riesgo su vida, Antonio Matesevach (NR: fue la misma edición en la que Cacho Bustos hizo el récord, 1972). Esa que en su historia tuvo grandes trenzadas entre el gran Vicente Chancay y el Negro Ernesto Contreras; esa “Mendoza”, sucumbió ante las gestiones dirigenciales que, por necesidad o comodidad, ofrecen la carrera a los intendentes y la “llevan” a que termine en sus municipios.

No está mal que en estos tiempos que corren los organizadores busquen apoyos oficiales, que son los de más rápido acceso, para montar el espectáculo. Lo que se discute es la falta de apego a la historia.

Muchas veces en estas páginas se dijo que no está bien que las clásicas sólo se diferencien de los circuitos nuevos o cualquier carrera de una etapa sólo por el nombre. “La Mendoza”, como otra carrera de un sólo esfuerzo, ofrece el mismo premio al ganador ($2.400).

El ciclismo rutero sanjuanino es lo que es, en cuanto a convocatoria, por lo que hicieron dirigentes y ciclistas de épocas anteriores. Es cierto “que eran otros tiempos, que era otra la historia”, como decía la canción que hizo popular una marca de cerveza antes del Campeonato Mundial de Fútbol de 2002. Pero no deja de ser verdad que las opciones para lograr apoyos económicos eran más limitadas que los actuales.

La Mendoza-San Juan era la única carrera ciclista del país que unía dos capitales de provincia. En 2009 terminó en Pocito, lo mismo que en 2010. En 2011 culminó en Rawson. El año pasado finalizó en 9 de Julio, como ocurrirá mañana, luego de su raid por otros departamentos sureños. Dada estas circunstancias, que no se consiguió seducir a los mendocinos para que, al menos, paguen las movilidades de la policía de su provincia para que cuiden al pelotón hasta el límite (algo que ocurrió el año pasado y generó un problema mayúsculo porque los ciclistas debieron transitar varios kilómetros sin resguardo), podría llamarse Vuelta del Sur o algo por el estilo.

Mantener el nombre de una carrera desnaturalizada es una falta de respeto a la rica historia de la competencia y a la historia del ciclismo sanjuanino mismo.

¡Ojo! No es un tema menor, es algo para tratar seriamente en la Federación.

Hay un viejo dicho que reza que “los pueblos que olvidan su historia no tienen futuro”. Entonces, no hipotequemos el porvenir de nuestro deporte emblema.