De la línea de cuatro centrales a tres puntas. Así mutó el San Martín de Perrone en el Malvinas Argentinas. El técnico debutante diseñó un modelo para defenderse bien y sorprender en la contra. Cuatro centrales, dos volantes por el medio, un volante como Mas para asociarse al sistema defensivo y solamente Bogado para jugar más suelto. Ese modelo hizo agua porque Godoy Cruz tuvo la pelota en la primera parte y cuando se iluminó Ramírez, sacó su ventaja con el remate de media distancia del Mago. Ese san Martín estuvo diseñado para no perder y al cabo de los primeros 45’ perdía, lo que demuestra que la ecuación no salió tal cual la pensó el DT verdinegro.
En el complemento, Perrone mostró la otra cara de su San Martín. Adentro Luna, un generador de juego, afuera Maxi Bustos. Después, sacó a Grabinski y puso a Suarez. Tres puntas para ir a buscar el empate, con un socio para que juegue Bogado como Luna y con más llegada al área. La última carta fue el ingreso de Penco, goleador histórico, para ir a buscarlo.
No le alcanzó para salvarse de la derrota pero fue suficiente para mejorar la imagen, tener al Tomba en su propio campo y demostrar que algunos cambios no lo son tanto. Que el fútbol es uno solo y está todo inventado. San Martín regaló un tiempo en que jugó mezquino. Se despertó en el complemento y dejó otra imagen.

