Mano a mano. Cara a cara. Clásico repetido en apenas 96 horas pero con el plus de que esta tarde, habrá clasificación para alguno de los dos protagonistas. Unión-Trinidad es el partido del día para San Juan. No cabe duda. El Azul viene de darse el gustito de romper un largo invicto en El Templo trinitense y además, se acomodó como gran favorito para pasar de fase, haciendo pesar también el derecho adquirido del Apertura pasado que lo ubicaría directamente, en caso de clasificar, a los pentagonales finales que lucharán por los ascensos. Casi como decir que tiene casi todas las de ganar porque en su estadio, Unión es poco menos que invencible. Para clasificar, le alcanza con empatar. Ganando, ni hablar. Del otro lado estarán las necesidades de Trinidad. Un equipo que jugó fútbol ofensivo, de alto vuelo pero que quedó en deuda cuando fue visitante. Esa cuenta pendiente la puede saldar hoy, dándose el gustito de romper el largo invicto de Unión en Rawson y avanzando de Fase camino a la pelea por el ascenso. Para los de Pagés, la única es ganar. Por la diferencia mínima para ir a los penales y por más para clasificar directamente. Como se ve, un clásico más definitorio que nunca.
En lo futbolístico, Unión mantendrá la forma pero presentará algunos retoques en nombres. El regreso de Maxi Herrera al lateral izquierdo de la defensa, obligó a otro movimiento en el mediocampo ya que Matías Monassa pasará a ser volante izquierdo, desplazando a Walter Estrada, que no saldría de la formación titular si es que Jorge Chica no se recupera de un golpe sufrido el viernes pasado. Arriba, el gran momento de Santiago Ceballos -autor de un gol en la ida- le complicó la vida al técnico que aún no elige entre Ceballos o Marcelo Laciar para acompañar a Acevedo.
En Trinidad, Pagés apostará a un perfil ofensivo totalmente con los ingresos de Ariel Sánchez y Mauro Burgo desde el comienzo. Con ese dúo, el costado izquierdo se asegura mucha llegada, generación y profundidad. Arriba, Pagés también apuesta al regreso del goleador Victorio Martiní para darle más vértigo a la dupla que arma con Paratore.
El clásico pone en juego demasiadas cosas para los dos. En Unión, un traspié tendrá el consuelo de hacer valer lo ya ganado en el Apertura. Para Trinidad, una derrota será el fracaso para una temporada en la que jugó para pelear por el ascenso. Cara a cara, mano a mano y con el plus, de que esta vez el que pierde, lo paga.