Cuando la actriz local Charlize Theron leyó "Francia", se extendió por todo el Centro Internacional de Convenciones de Ciudad del Cabo una exclamación colectiva cuyos ecos tardaron en apagarse. Nadie quería a la selección gala de Thierry Henry y Ribery, que se cayó a última hora de la lista de cabezas de serie. Por supuesto, tampoco la quería el equipo anfitrión, pero la suerte dijo otra cosa y ambas selecciones entraron en el "A" al lado del Uruguay de Diego Forlán y del México de Andrés Guardado para formar uno de los grupos más complicados.

Ningún equipo anfitrión se cayó nunca del Mundial en la fase previa, pero la exclamación de los seguidores de Sudáfrica parece de mal augurio. "Me hace mucha ilusión disputar el partido inaugural", dijo tras el sorteo Javier Aguirre, seleccionador de México. Los centroamericanos son el primero de los rivales de los "bafana bafana", con el que se medirán el 11 de junio en el estadio Soccer City de Soweto, en Johannesburgo, el recinto estrella del campeonato africano.

Por su parte, el técnico de Uruguay, Oscar Washington Tabarez, enfocó el sorteo dispuesto a meter a los charrúas en octavos: "Y si no, ¿para que vengo?", preguntó desafiante, reforzado con la moral de superar en la repesca a Costa Rica.

Pero lo que con más insistencia sonaba por toda Ciudad del Cabo tras el sorteo eran dos nombres: Brasil y España. Por un momento, y hasta que apareció Fabio Capello, la cara latina de Inglaterra, se diría que todo el mundo daba por hecho que el Mundial de 2010 era cosa de dos.

Pero ni España ni Brasil tienen por delante peritas en dulce. En el caso de la pentacampeona es obvio. Aunque debutará en el grupo G, para algunos el considerado "el de la muerte", contra Corea del Norte, posiblemente el rival más flojo del campeonato junto con Nueva Zelanda, le esperan después Costa de Marfil y Portugal, dos de los rivales más peliagudos que había en el bombo. El Mundial gana en este grupo el atractivo del duelo de las estrellas: Kaká, Didier Drogba y Cristiano Ronaldo.

El grupo H de las dos "Rojas" (España y Chile), según Vicente del Bosque, "no es ni para quejarse ni para alegrarse". Simplemente, dice, hay que jugar. Sin embargo, a quienes comparten el grupo de España parece que le meten la bicha cada vez que se nombra al campeón de Europa.

Quienes estaban contentos eran los hinchas argentinos, ellos que tan bien saben cuán escurridiza puede llegar a ser la suerte. Este año, sin embargo, no cayeron en ningún avieso grupo maldito. Nigeria, Corea del Sur y Grecia se les antojaban bien accesibles a los periodistas albicelestes.

Quedan los grupos C, D, E y F, donde las apuestas están del lado de los de siempre, de los que saben de qué va eso de ganar mundiales, como Alemania, Inglaterra e Italia, y de los que suelen prometer ganarlos pero nunca lo hacen, como Holanda.

La selección naranja se las verá con Dinamarca, Japón y Camerún en el grupo E.

Italia tiene en su grupo, el F, a Eslovaquia, que debuta en un Mundial tras su separación de la República Checa, y a Nueva Zelanda. Sobre el papel, poca cosa para los de Lippi. Más aristas parece tener Paraguay, pero del favoritismo de Italia nadie duda.

Otro seleccionador italiano pero de Inglaterra, Fabio Capello, tampoco puede quejarse. Los combinados compañeros de su selección en el grupo "C" no parecen rivales que frenarán su camino: Estados Unidos, Argelia y Eslovenia.

Alemania, por último, quedó enmarcada en el grupo D. Allí, además de la más modesta Australia, también está la emergente Serbia de Radomir Antic y la impredecible Ghana. Quizás cuando acabe la primera fase, pierda sentido aquel axioma acuñado por Gary Lineker años atrás: "El fútbol es un deporte que juegan 11 contra 11 y que siempre gana Alemania".