El equipo argentino de Copa Davis se quedó a las puertas de la quinta final de su historia al perder ajustadamente ante Bélgica por 3-2 la semi que se jugó en el Forest National de esta ciudad, que se selló con la derrota de Federico Delbonis ante Steve Darcis. Sobre la raqueta del bonaerense estaban depositadas las ilusiones del equipo capitaneado por Daniel Orsanic de llegar a la final, pero Delbonis cayó con Darcis por 6-4, 2-6, 7-5 y 7-6 (3) luego de más de tres horas de un partido cambiante, en el que el belga logró manejar mejor los momentos de presión.

Previamente, David Goffin, la figura belga, había igualado la eliminatoria y forzado el quinto punto al ganarle a Schwartzman por 6-3, 6-2 y 6-1. Orsanic vio que Mayer podría flaquear por el cansancio de ocho horas de tenis en los dos primeros días y encomendó el partido ante la primera raqueta a Schwartzman, que poco pudo hacer.

Llegar a la final de la Copa Davis era un objetivo que ni el más ambicioso podía imaginar, antes de enfrentar a Brasil en Tecnópolis, por la primera ronda y con la necesidad de ganar para evitar pasar nuevamente por el sufrimiento del repechaje. Pero pasó Brasil, con un triunfo histórico de Leonardo Mayer tras batallar durante casi siete horas con Joao Souza y la definición de Delbonis, le siguió Serbia, que sin Novak Djokovic fue claramente superada por el conjunto albiceleste en polvo de ladrillo y bajo techo en Tecnópolis, y en el horizonte apareció Bélgica, que tras dejar en el camino a Canadá permitía soñar. Soñar con estar en la quinta de Copa Davis de la historia del tenis argentino sin tener un top ten en el equipo, sin una figura de peso, a diferencia de lo que había ocurrido antes, con formaciones que contaban con Guillermo Vilas y José Luis Clerc, o David Nalbandian y Juan Martín Del Potro.

La primera jornada en esta capital arrojó un empate previsible, por los triunfos de Mayer y David Goffin ante Delbonis y Darcis. El sábado, Mayer y Berlocq ganaron el dobles y el sueño, que meses atrás era apenas una quimera, quedó a un paso de materializarse. Pero aún quedaba un camino espinoso, ya que en el cuarto punto aparecía Goffin y después, de ser necesario, a todo o nada ante Darcis. Goffin hizo su parte y vapuleó a Schwartzman, y luego Delbonis no pudo con el segundo singlista local. El sueño, uno más, quedó otras vez trunco, aunque esta vez con la sensación de que este equipo llegó incluso más lejos de lo que cualquiera imaginaba.