Luego de la cantidad de oportunidades desperdiciadas para entrar directamente a la Copa Libertadores, Racing tuvo que participar de la Liguilla, en donde anoche eliminó a Estudiantes al superarlo 2-1 por una semifinal. Así, se topará contra su eterno rival, Independiente, el 29 de noviembre y 6 de diciembre en la serie final para definir el que acceda al torneo continental.

Con el morbo establecido por el choque protagonizado por los hermanos Milito, el Pincha comenzó con mayor decisión el partido. La constante presión de Juan Manuel Sánchez Miño y Carlos Auzqui complicó a la última línea local. Sin embargo, una individualidad de Marcos Acuña hizo delirar al Presidente Perón. El ex Ferro desparramó a los indefensos defensores platenses y desenfundó un sablazo al ángulo, que dejó sin posibilidades a Hilario Navarro. El aroma a clásico empezaba a percibirse desde temprano.

En el complemento la figura de la noche volvió a lastimar por el sector izquierdo. El Huevo se aprovechó de las dudas de Leonardo Jara y habilitó al capitán de la Academia, pero el Príncipe no consiguió darle el destino deseado a la pelota. A falta de media hora Acuña volvió a intervenir para sacarse a dos hombres y enviar un centro perfecto para que Luciano Lollo estire la diferencia. La polémica de la noche llegó después de la insólita decisión de Néstor Pitana, de expulsar a Diego Milito, por un supuesto codazo a un rival. Casi sin merecerlo, Estudiantes llegó al descuento y le puso suspenso al cierre. Tras una soberbia tapada de Sebastián Saja, luego de un cabezazo de Auzqui, Diego Mendoza se encontró con un rebote en el palo y selló el 2 a 1. Como ocurre habitualmente Racing debía sufrir para quedarse con el pasaje a la final.