Con austeridad individual y un preciso esquema de conjunto, Venezuela echó por tierra las expectativas que inyectó el 4-1 sobre Chile de tener un camino bordado de flores hacia el Mundial de Brasil.

La noche calurosa de Puerto La Cruz develó como nunca flaquezas de todo tipo que dejan cada vez más claro que no pueden ser compensadas por el mejor jugador del mundo ni por uno de los más contundentes goleadores de la actualidad.

El lujo de tener a Lionel Messi de cara al área contraria o el variado sustento de Gonzalo Higuaín frente al arco rival se evaporan si no hay un hilván que lleve la pelota a sus pies.

El 4-1 ante Chile que potenció celebraciones en el prólogo del largo camino de estas Eliminatorias, que tienen la bendición de no contar a Brasil como un seguro ocupante de las plazas que se otorgan para el Mundial, ocultó las falencias del equipo que plantó Alejandro Sabella en River.


La historia cambió en Puerto La Cruz por el simple hecho que Venezuela no le dejó terreno libre y fue, en su módico tesoro futbolístico, inteligente para cortarle el circuito hacia Messi. Pero Sabella tendrá que atender las mismas causas que significaron sofocones ante Chile como angustia, impotencia y un resultado adverso frente a Venezuela, a saber: una defensa por momentos en estado cataléptico, que falla en lo alto o en el uno a uno; entrega de terreno y pelota al rival; que la verticalidad de Angel Di María no puede ni debe ser eterna sino buscar también juego asociado: la máxima de jugar y hacer jugar, esa vieja y saludable propuesta que significa que teniendo la pelota en pies propios es imposible que el rival hiera.

Sabella esgrimió el argumento del calor sofocante de Puerto La Cruz, más que a la contracara entre jugadores con claros límites amalgamados en un equipo coordinado y un desmembrado conjunto de notables del fútbol.

Si esta vez la derrota, o la abúlica muestra de fútbol que dio la Selección Argentina, se le endilga al calor, que seguramente sufrieron también los venezolanos, ¿qué pasará cuando tenga que jugarse en las alturas de La Paz y de Quito?

Le quedan varios capítulos a Sabella para encauzar estas Eliminatorias sacándole provecho a las individualidades en pos del equipo, pero para ello necesita también tener un equipo. De lo contrario, Venezuela podrá ser un buen ejemplo para los rivales que se avecinan.