Jugó como se debe hacer en este tipo de instancias. No brilló pero se amigó por completo de la practicidad y de la contundencia. Entonces no se apiadó del rival mendocino y lo goleó para picar en punta en su serie por los cuartos de final de la Liga Nacional A-1 de hockey sobre patines. Eso fue Concepción, anoche, en su partido frente a Andes Talleres. El Azul tardó menos de 10 minutos en abrir el tablero y de ahí en más fue edificando una victoria completamente merecida que dejó felices a sus hinchas que fueron a verlo en la cancha de la Villa Mallea y que ahora tendrán más tranquilidad esperando la revancha en Mendoza.

El Azul es un equipo bien equilibrado. Especialmente por la experiencia de sus jugadores base (léase David Páez, Osvaldo Raed, Franco Pellice y Martín Maturano). Con un arquero (Gonzalo Aguirre) al tono y con un banco de suplentes (Mauro Giuliani, Federico y Martín Ortiz, Michael Marín y otro arquero confiable como el Conti Acevedo) en el que sobran ganas y fortaleza física. Por eso a su técnico, Lito Belbruno, le alcanza con ir balanceando la presencia en cancha de todos esos jugadores para redondear un trabajo casi sin fisuras. Es que la mezcla de explosión y efectividad la sienten los rivales. Porque cuando David Páez y Raed empiezan a sentir el esfuerzo, entra uno como Federico Ortiz que tiene un “timing” excelente para el gol.

Eso tuvo que sufrir anoche el Azulgrana, que es un buen equipo pero que no aguantó la embestida de contragolpe que le propuso el local. Concepción no brilló en su juego. No fue preciosista pero sí completamente efectivo. Tanto, que ya al descanso se fue en ventaja por cuatro goles.

Y en el complemento la rotación le siguió dando fortalezas. Porque Pellice siguió marcando con justeza y Federico Ortiz metiéndola. El Azul ganó y espera más tranquilo la revancha.