El estado del campo de juego del estadio Mario Alberto Kempes, “vedette” de los últimos días en cuanto espacio deportivo y de los otros, entregó anoche en el desarrollo del encuentro entre Argentina y Bolivia un veredicto inapelable: la pelota rodó a la perfección, no hubo problemas en el traslado y las incógnitas se despejaron bastante rápido.
El cómodo triunfo del combinado albiceleste desterró el atisbo de la polémica vigente durante semanas, porque la falta de césped en ciertos sectores se erigió en una suerte de “cuestión de estado futbolístico”.
También el comportamiento del público que colmó y, según conocedores, superó las 55.000 localidades del estadio mundialista, incidió de manera positiva en el rendimiento del equipo nacional.
Los cordobeses enrojecieron sus manos aplaudiendo cada vez que Messi tomaba la pelota y encaraba a los defensores bolivianos. Además, empujaron con sus entusiasmo cada acción de la albiceleste.