Empezó en la época de bicicletas de fierro y caminos de piedra. La ruta 40 fue fiel testigo de todas sus ediciones. Antes con más incidencia porque se iba y venía por su trazado, ahora, por cuestiones de seguridad, utilizando su asfalto sólo en cortos tramos. De aquella ganada por Alfredo Carrascosa a la del año pasado, ganada por Fernando Escuela, pasó mucha agua debajo del puente. Se escribieron mil y una historias. La Doble Media Agua, desde hace bastante tiempo la clásica que abre el cuadro de carreras que superaron las 50 ediciones, volverá a correrse hoy, con el auspicio y Copa DIARIO DE CUYO. Las bicicletas son de fibra de carbono. Las ruedas se cambian enteras y no se inflan las cámaras que los pioneros llevaban enrolladas en sus torsos para cambiarlas por las pinchadas. Cambió todo. El hombre llegó a la luna. Internet nos conecta con el mundo en segundos. Variaron las costumbres, la moda... Pero algo sigue intacto y como un hilo conductor une al pasado con el presente y porque no pensar con el futuro: la pasión.

La edición de hoy tendrá varios condimentos distintos a las anteriores. El aumento a tres giros, en vez de dos, en los circuitos internos de Media Agua y de Pocito. El cambio del punto de llegada. Ninguna carrera de ruta culminó anteriormente frente a la comuna pocitana, embalando luego de un laberinto. Siempre las pruebas terminaron en la esquina de Aberastain y Furque. Como en la edición del año pasado la carrera unirá la Capital con Sarmiento, pasando por el interior de Pocito, transitando calle Aberastain, desde la calle 11 hasta el boulevard Anacleto Gil, en el corazón del distrito Carpintería.

Por su extensión, 170 kilómetros, y por ser la primera prueba que saldrá a lo que en el ambiente se llama “ruta abierta”, es difícil pronosticar qué puede ocurrir. La distancia equipara las chances de embaladores y pasistas. El desarrollo será el que marque el destino de una competencia que no ofrece premios en plata superiores a las otras, pero sí entrega un plus de jerarquía, por su rica historia, que engalana las campañas de quienes pueden contar orgullosos que la ganaron.

Marcelo Rivero, el albardonero (que vivió la mayor parte de su vida en Angaco), fallecido recientemente, fue quien más veces la ganó. Sus cinco victorias fueron en los años 1953, 56, 58, 60 y 62. Enrique Molinero (1931, 32, 33 y 37), Salvador Ortega (1940, 46, 47,48), Hugo Blanco (1938, 42, 43 y 49) y más recientemente Roberto Bernard (1975, 80, 81 y 83) fueron quienes la ganaron en cuatro ocasiones.

Esos hombres, sus nombres y el de muchos otros grandes, la hicieron grande.