Año 1989, Cuartos de final. Argentina y Chile frente a frente, buscando un lugar en las Semis en el mismo escenario. Quedaban apenas 11 segundos y el 2-2 parecía inamovible. Iban al alargue pero un remate rarísimo de un tal Rodríguez, enmudeció a todo el Cantoni, a San Juan y a Argentina. Esa pesadilla del 2-3 chileno retumbaba en el murmullo previo a la nueva edición 22 años después de otro Argentina-Chile. Pero esta vez, la pesadilla se convirtió en un sueño y una docena de goles, agigantó la esperanza de todos de volver a ser campeones. Pero claro, las postales de aquella inolvidable noche del ‘89 parecían querer reaparecer en el teatro de los sueños argentinos. Más aún, cuando pasando los primeros 10 minutos de partido, el 0-0 no se movía en el marcador y para colmo, Nico Fernández abrió la cuenta de penal para los trasandinos. Ese 1-0 amagó con liberar los fantasmas de una historia de amarguras pero en 18 segundos, Argentina puso todo en orden y empezó a edificar una historia diferente. Luego pasó al frente y cuando se moría el primer tiempo y apenas restaban 15 segundos, metió dos puñaladas letales para sentenciar todo y con el 4-1 parcial, decir que era el momento de empezar a soñar.

Y fue así nomás. Porque otra vez con Riquelme en patines (léase David Páez), Argentina se soltó. Fue un festival en el que incluso, los talentosos como Luquitas Ordoñez se liberaron para mostrar su talento, su capacidad y sus goles. Argentina se terminaba de meter entre los semifinalistas saldando una deuda pendiente con San Juan, con el estadio Cantoni. Ese 2-3 de hace 22 años estaba definitivamente sepultado con una docena de goles que invitan a creer en que ser campeón no está tan lejos.