En la previa y ya con el plantel instalado en Pretoria, le consultaron sobre lo que los seguidores de la albiceleste dicen de él y Gabriel Heinze se defendió de las críticas con: "Sólo quiero trabajar y seguir así, que vamos por el buen camino". Le resto importancia, pero en su interior algo más de lo dicho habrá. La vida y el fútbol, ese que este entrerriano plasmó muy poco en Newell’s, le dieron revancha y provocó que esos miles de argentinos que siempre lo resistieron, ayer se fundieran en un abrazo para gritar su gol, el primero de Argentina en este Mundial.

Insultos que se transformaron en pedidos de perdón, y quizá ese tire y afloje con los hinchas tiene que ver con su trayectoria en el país, porque a pesar de los títulos que colecciona en su vitrina personal, Heinze no es un jugador por el que se aceleran los latidos del corazón argentino. Quizá haya sido porque se trató de un ilustre desconocido fronteras adentro. Jugó ocho partidos con la camiseta de Newell’s y muy pronto partió al Valladolid. O tal vez, porque es poco carismático y de una relación áspera con la prensa, más allá de su notable carrera en el fútbol europeo.

Amado y odiado. El grupo de cumbia Los Reales le escribieron una canción titulada "Que todo va a dejar", mientras que existe una página en Facebook llamada "yo odio a Heinze". Otro contrapunto se dio en las casas de apuestas, que durante citas como el mundial tiene mucha trascendencia y pagan buen dinero. La tradicional casa William Hill pagó 26 dólares a cada uno de los apostadores que optaron por el entrerriano a la hora de elegir al primer hombre en marcar en el partido ante Nigeria, eso porque tampoco le tenían fe.

Pero Maradona nunca tuvo dudas y lo siente como uno de sus máximos referentes en defensa, a tal punto de ponerlo sobre el lateral y no en la zaga central como su carrera lo indican. Ayer se reencontró con los hinchas y tal vez algunos ya cambiaron de parecer porque pasó de ser el resistido, al héroe nacional.