Muy contenta, de estar por segunda vez en San Juan, se mostró quien el pasado 5 de febrero fue considerada por la Federación Internacional de Hockey Césped como la Mejor Jugadora de 2017.

Hija de un contador y de una maestra jardinera, la única pasión que Delfina Merino heredó de sus padres fue el hockey sobre césped. Quien a los 28 años ha sido recientemente considerada la mejor jugadora del mundo, es una avanzada estudiante de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Ayer llegó a San Juan, lugar al que guarda un lugar especial en su corazón porque aquí debutó en Las Leonas. "Vinimos a la inauguración de una cancha", explicó Delfina, aunque no recuerda qué campo de juego. Por entonces daba el salto de Las Leoncitas al seleccionado mayor.

La jugadora estuvo en San Juan por la Fiesta del Sol y habló de sus facetas menos conocidas, como su rol de estudiante.

"Cuando salí del secundario debía elegir una carrera y entre un par de opciones me decidí por la abogacía que era la que menos me disgustaba. Hice el CBC en un año, normalmente, pero por entonces estaba en Las Leoncitas y cursaba en los horarios que me permitían los entrenamientos", contó quien desde 2009 integra el plantel de Las Leonas, seleccionado argentino con el que ganó, entre otros varios títulos: el Campeonato Mundial de Rosario 2010, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos 2012 y el bronce en el Mundial de La Haya 2014. "Tengo fe de que en el Mundial de Londres (se juega en agosto) haremos un muy buen torneo", expresó.

Afirma que "no se la cree" a esto de ser la mejor jugadora del mundo, pero también reconoce que le gusta mucho "sentir el cariño" de la gente. "El otro día cuando jugamos los amistosos con Inglaterra en Rosario el estadio se vino abajo", confesó quien afirma que "aunque complicado" se puede jugar y estudiar. "Por mi filosofía de vida, soy de autoexigirme, y me propuse cursar al menos una materia por cuatrimestre. Así que elijo los horarios. Esos días aprovecho las siestas para ir a la Universidad, busco sentarme en los primeros asientos, para que vean que asisto a clases y también para mantenerme despierta", afirmó con una sonrisa.

Para la joven, que desde los 5 años juega en el Club Banco Provincia, acudir a los claustros universitarios le permite poner los pies en la tierra. "Algunos no saben quién soy y otros hacen tanto o más esfuerzos que yo para poder completar una carrera de grado", confió.

Fue el técnico Gabriel Minadeo en 2009 quien la convocó por primera vez al seleccionado superior. Luego, bajo la conducción de Carlos Retegui, Delfina encontró mayor regularidad. Fue pieza clave en el ascenso del club de toda su vida a la Primera División en 2013 y tuvo una experiencia internacional jugando en el campeonato de Holanda.

Lleva siempre el número 12 en su camiseta y está convencida que desde su posición, primero de integrante de Las Leonas y, ahora aún más, como número 1 del mundo, debe mantener un estilo de vida que vaya muy de la mano de los cuidados y la responsabilidad. "A nosotros no siguen nenas y adolescentes, y si una no es consciente de que es ejemplo para ellas, no está bien".

Delfina ha jugado 246 partidos y es pieza clave en Las Leonas.

Prometió volver para ir a San Expedito


Aun cuando reconoce que no es de ir a misa todos los domingos, Delfina Merino reconoce ser devota de San Expedito. Porota, su abuela que tiene 91 años y que jugó al hockey hasta los 80, fue quien se lo presentó "y como es el patrón de las causas justas y urgentes, lo tengo bien arriba", explicó con una sonrisa. "Gracias a ella puse su estampita en mi mesita de luz". Confesó, también, que en cuestiones deportivas suele no pedirle nada.

"Creo que son cosas que están más a mi alcance. Como mucho le digo: "Si de casualidad estás por ahí, sin nada importante que atender, no te preocupes, que yo puedo hacerlo"".

No sabía de la existencia del oratorio que tiene el santo romano en Bermejo, sus ojos se hicieron aún más grandes y prometió hacer un hueco en sus obligaciones para venir a conocerlo. "¡Qué buen dato! Tengo que volver para visitarlo".