A la cita con la historia el Halcón fue vestido de gala. Pintó un paisaje inigualable en Varela, con el Tito Tomaghello a reventar, y recibió a un tricampeón de la Copa como Santos con la frente en alto. Dispuesto a escribir su propia aventura, Defensa no se achicó ante el poder del gigante brasileño ni lo afectó el pánico escénico que significa jugar por primera vez la Libertadores.

Sin embargo, no hubo final feliz para la primera vez de los de Hernán Crespo en la competencia más importante del continente. Aunque hicieron méritos, arrancaron ganando, superaron futbolísticamente a su rival y el estreno copero de anoche quedará guardado para siempre en la memoria de sus hinchas, habrá por delante unos cuantos días de bronca por el encuentro que se les escapó.

Y es que estas líneas no pretenden ser condescendientes con el Halcón por esa imagen de David contra Goliat que devuelve pensar en un choque entre Defensa y Santos. Porque los de Florencia Varela fueron realmente superiores a los brasileños. El partido lo abrieron en el primer tiempo por el cabezazo de Juan Rodríguez que pasará a la historia y habiendo hecho méritos para sacar esa ventaja.

Con la conducción de Neri Cardozo y el desequilibrio de Botta, el local circuló bien la pelota, tuvo profundidad y situaciones para estirar la diferencia, pero decidió mal en los últimos metros y pagó el costo de dejar con vida a un rival de indiscutible jerarquía copera.

Santos, que hasta los 20’ del ST fue un equipo apático que dependía exclusivamente de Soteldo, su 10, se despertó gracias a los cambios del DT Ferreira. Jobson y el purrete Kaio Jorge (de sólo 18 años) vacunaron al Halcón y le cortaron su vuelo más esperado. Y en Varela todavía no caen.